Cartas que salen del cuerpo » Nro. 210 - ¿Para qué sirve?-II- 17/03/16

Última actualización: 16/03/2016

Carta 210: 17/03/16

¿PARA QUÉ SIRVE? –II-

      En la Carta anterior reflexionábamos sobre la moral utilitarista, propia del antropocentrismo, que lleva a preguntar constantemente sobre la utilidad que puede reportar tal o cual cosa o tal o cual persona.

      Hoy invitamos a considerar una pregunta similar que se suele escuchar en otros ámbitos, con un sentido diferente.

      ¿Para qué sirve esto que hago o que hacemos?

      Hemos escuchado esta expresión por parte de personas y de grupos de personas  que están realizando actividades con un impulso solidario, trasuntando un dejo de cansancio, de duda y a veces de desánimo.

      Defienden el agua, producen alimentos sanos mediante la agroecología,  practican técnicas de bioconstrucción, buscan energías renovables, hacen periodismo ambiental, se organizan en defensa de los Derechos Humanos y en defensa de los Derechos de la Madre Tierra,  escriben poemas, presentan obras de teatro que concientizan, promueven talleres del cuidado de la salud de los ecosistemas y muchísimas otras actividades que aportan a un Mundo más Saludable.

      ¿Para qué sirve lo que hago o hacemos? ¿A quién le importa? ¿Quién me lee? El mundo sigue igual…. Estamos solos… Somos pocos…

      ¡Son millones las personas y los grupos que bregan por un Mundo Saludable!  Ya lo dijimos alguna vez, “¡los pocos somos muchos!”

      Quizás esta fábula de la cual no sabemos autor ni origen, nos induzca a reflexionar:

-      Dime cuánto pesa un copo de nieve, preguntó un gorrión a una paloma.

-      Nada de nada, le contestó.

-      Entonces debo contarte algo maravilloso, dijo el gorrión:
Estaba yo posado en la rama de un abeto, cerca de su tronco, cuando empezó a nevar. No era una fuerte nevada ni una ventisca furibunda. Nada de eso.
Nevaba como si fuera un sueño, sin nada de violencia. Y como yo no tenía nada mejor que hacer, me puse a contar los copos de nieve que se iban asentando sobre los tallitos de la rama en la que yo estaba. Los copos fueron exactamente 3.741.952. Al caer el siguiente copo de nieve sobre la rama que, como tú dices, pesaba nada de nada, la rama se quebró.

Dicho esto, el gorrión se alejó volando. Y la paloma, toda una autoridad en la materia desde la época de Noé, quedó cavilando sobre lo que el gorrión le contara y al final se dijo:

-      Tal vez esté faltando la voz de una sola persona para que en este mundo tenga lugar la paz.

                                    Hasta la Victoria de la Vida Siempre!

                                                                                   Julio


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