Crónicas de Vivencias » El Conocimiento en Manos de la Comunidad, Adriana Antognazza, Uruguay

Última actualización: 14/02/2013

 

EL CONOCIMIENTO EN MANOS DE LA COMUNIDAD
Servicios de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Visual Basados en la Comunidad
En Uruguay desde hace mucho mucho tiempo las personas con discapacidad visual han tenido que abordar y abordarse con sus propias herramientas para la vida cotidiana en el interior del país. Servicio centralizado en Montevideo, capital de Uruguay e inexistencia de servicios en los 18 departamentos restantes.
Inexistencia de formación, lejanías físicas y lejanías de piensos y sientos.... una población con necesidades múltiples y escasas respuestas. Un cambio en la mirada de la implicación nos permite preguntarnos ¿Es discapacitada/o una persona por tener una limitación física o sensorial? ¿O es persona con discapacidad porque las políticas públicas no arbitran los recursos para acceder en las mismas condiciones que todos/as a los servicios, el trabajo, la vida cotidiana? 
En ese sentido estamos ahora abocados a desandar caminos de restricción y limitaciones, a transmitir saberes, a dejar que otros/as se apropien y a sanar heridas de pujas interinstitucionales y grupos. El conocimiento como herramienta de poder se aquerenció durante largos años, mucha información de cómo hacer, de dónde hacer y qué hacer fue un secreto guardado y de alto costo económico. Con esa historia nos paramos sobre la gran cabeza montevideana para darle un empujón a esa historia y permitir que muchas luces se encendiesen en cada departamento. Batallando para eso con la desconfianza, con asociaciones descontentas, con personas incrédulas, con posibles formadores/as pensando en ganar un dinerillo.
Así no, así no nos dijimos como colectivo y comenzamos sumar ideas, historias sanadoras; comenzamos a visitar departamentos, allá lejos por Artigas el más pobre, el más grande, el más desamparado, el más desoído. Y comenzamos a formar gente, a transmitir lo que algunos/a de nosotros/as habíamos recibido en la universidad, a comprender que de aquel modo no era posible y que había que dar soluciones.
Por allí surge la mirada integral, el hombre/mujer completo en su pueblo, que allí vive, en dónde tiene su líder comunitario, su familia, su tierra y no accede a la libertad de ser allí mismo porque no se mueve solo/a, porque no sabe comer, porque no puede leer y porque no le interesa trasladarse 3 horas varias veces a la semana para aprender algo que quien sabe como hará luego para aplicar allí.
Cuando se realizó el último curso de formación en el año 2010 de Instructoras/es de Movilidad (son quienes enseñan a moverse en forma independiente a las personas ciegas y de baja visión) se pensó en fundar servicios en las cabezas departamentales, pero y los/as que vivir lejos de allí, y los/as que no tenían quien los/as trajera a ese lugar? ¿Cómo harían para transferir el conocimiento al lugar dónde ellos/as viven? ¿Cómo haría la instructora para saber de que hablaba la persona cuando le contaba el lugar donde caminaba?
Loco ¿no? Pensar en que quién necesita deba ir hacia y no a la inversa, pedirle el esfuerzo al más desamparado y nosotros/as esperando del otro lado enseñar.
Dimos vuelta la página, así no; un programa nos habilitó: el Programa Nacional de Discapacidad (PRONADIS) del Ministerio de Desarrollo Social construye este nuevo modelo la Rehabilitación Basada en la Comunidad. Un instructor/ra se forma para atender necesidades múltiples y va hacia el lugar donde se encuentra la persona. En su medio y con los referentes del lugar construye un programa posible y acorde a las necesidades, respetando su espacio físico, buscando los recursos en su comunidad, trasmitiendo elementos para que se apropien discutan y opinen. El conocimiento en manos de la comunidad. Tal vez la técnica no es la perfecta, tal vez el tiempo no es el que marca la currícula, tal vez tengamos que hacer adaptaciones en la marcha, pero comienza a desandarse el conocimiento como herramienta de poder, larga historia de corporativismos médicos y educativos que han llevado a ésta situación. Contemplar e intervenir con una mirada integral, no en el ojo, no en la deficiencia, no en la limitación que ella impone es permitirnos pensar que somos mucho más que un órgano que funciona en un hombre/mujer, seguramente nos dará la posibilidad de ser partícipes de la vida.
Alegrémico saludo desde está orilla del río que es mar.
Adriana Antognazza
11 de febrero de 2013

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