Cartas que salen del cuerpo » Nro. 213 - Empresa de Estado - 07/04/16

Última actualización: 04/07/2017

Carta 213: 07/04/16

EMPRESA DE ESTADO

Un Testimonio Personal

      En la Carta anterior reflexionaba, como viejo gremialista, sobre la concepción del Estado Solidario, disintiendo con quiénes tienen la lógica de administrar el Estado como Empresa.

      Desde niño escuchaba una y otra vez: “el Estado es un mal administrador, todo lo público anda mal, hay que privatizar”.

      Desde los 15 años había trabajado en diversos ámbitos de la “actividad privada”: dependiente de una librería, enmarcar cuadros, llevar la contabilidad de un comercio.

      A los 20 años de edad, gracias a que me había graduado como “Perito Mercantil-Bachiller”, accedía a mi primer trabajo formal.

      ¡Y accedía justamente a una Empresa de Estado donde presté servicios por casi 10 años!

      ¡Qué emocionado estaba en esa mañana cordobesa del día miércoles 11 de marzo de 1959!  

      Como ven, o mejor dicho, como leen, son “recuerdos del  Mesozoico”.

      A las siete de la mañana me tenía que presentar a DINFIA, Dirección Nacional de Fabricación e Investigación Aeronáutica.

      Antes del golpe de estado de 1955, se llamaba IAME, Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado. La mayoría de la población continuaba hablando del “IAME”.

      Me entregaron una chapa redonda con la leyenda “Control 5245”. Se me informó que el horario de trabajo era de 7 a 14 horas y que era responsable de calcular el costo de la mano de obra en la fabricación de los vehículos “Rastrojero Diesel” y “Graciela”.

      ¿Ingresaba a una Fábrica de Automotores? 

      ¡Ingresaba a un Establecimiento donde funcionaban siete fábricas, entre ellas  Automotores!

      ¿Las otras Fábricas? Aviones, Tractores, Motocicletas, Paracaídas, Instrumentos de Aviación, Herramientas.

      Éramos 5500 “Operarios” como se nos llamaba. Me decían que antes de 1955 se llegó a tener 10.000 operarios.

      Doy fe que se trabajaba con rigorismo técnico y que se producía en cantidad y con calidad, lo cual era reconocido internacionalmente,

      Destaco la política de la Empresa con sus operarios y con sus familias. En el mismo predio se encontraban:

·        “Escuela de Aprendices”, donde los jóvenes cursaban el secundario y aprendían algún oficio.

·        “Proveeduría” que ofrecía artículos de consumo familiar, en especial alimentos, a precios accesibles.

·        “Hospital”, que brindaba atención al personal y a su familia, en todas las especialidades, disponiendo de 60 camas para internación. 

 

        Unos meses antes de recibirme de médico, fui asignado a “Sanidad”. Allí “pasé” por todos los servicios, lo cual para mí significó  una “Residencia de Medicina General”. En “esos tiempos”, aún no existían las “Residencias”.

      Guardo una especial gratitud hacia quienes me enseñaron y me brindaron su apoyo.

      En reiteradas ocasiones he contado esta historia. Personas jóvenes y otras no tan jóvenes me han mirado con incredulidad. No pueden imaginar una Fábrica tan diversa y con tantos obreros. El asombro es notorio cuando les digo que era Fábrica del Estado.

      Decíamos no hace mucho que por la salud personal y colectiva es necesario conocer la historia y tener memoria.

      La historia y la memoria son indispensables para construir el Mundo que soñamos, ya que alertan sobre los riesgos y dan pistas de lógicas saludables.

     

                                    Hasta la Victoria de la Vida Siempre!

                                                                                   Julio

 

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