Medicinas Tradicionales, Naturales y Bioenergéticas » La Terapia Neural conspirando para la recuperación de nuestro femenino

Última actualización: 17/06/2009
Congreso Mundial de Terapia Neural
Quito – Ecuador
Junio, 22 – 25 de 2005

La Terapia Neural Conspirando para la Recuperación de Nuestro Femenino

En el camino recorrido con la Terapia Neural han sido muchos los aprendizajes y desaprendizajes que la Vida me ha permitido. Organizarlos en palabras e imágenes para compartirlos ahora es un nuevo regalo que provoca nuevas transformaciones, claridades y preguntas, para seguramente vivir nuevas despedidas y nuevos encuentros en el camino a seguir.
 
Mirar lo vivido, revisando escritos ajenos y propios, y recordando sentimientos y reflexiones compartidas en soledad y en compañía, es siempre una oportunidad para llenar de sorpresas, de alegrías y de esperanzas el presente. Es por eso que lo que me impulsa en este instante es una gratitud infinita con la Vida por la Terapia Neural y por las compañeras y los compañeros de camino de este hermoso pretexto.
 
Cada vez se vislumbra con mayor claridad que la Terapia Neural es esencialmente una manera de relacionarnos, una actitud frente a la Vida o una forma de encontrarnos con ella y en ella. Por lo tanto, hacer Terapia Neural es el proceso interminable y rico de aprender, ver y entender en qué consiste esa manera de relacionarnos, que finalmente es el aprendizaje permanente de la Vida. Esta forma de relación no es por supuesto, ni nueva, ni exclusiva, la Terapia Neural es la excusa con la que algunos nos encontramos con este aprendizaje, es el pretexto que ahora tenemos para hablar de la Vida.       
 
Reencontrarnos con la manera de relacionarnos que es la Terapia Neural requiere de una racionalidad diferente a la hegemónica en nuestra sociedad, es decir, que requiere cuestionarnos el Patriarcado[1] para poder superarlo. La Terapia Neural confronta, moviliza e implica rupturas, porque es revolucionaria para lo esperado y para lo obvio.
 
Necesitamos de otra racionalidad que nos recuerde que pertenecemos a la Vida, otra racionalidad que no está por fuera de nosotros, sino que justamente la redescubrimos cuando viajamos “hacia dentro”, hacia lo que somos, es decir, hacia “lo femenino”. Al mismo tiempo, no es posible hacer este “viaje” desde la racionalidad Patriarcal. Así que como camino y como propósito, requerimos de otra manera de vernos en el mundo para entender y vivir la realidad a la que nos convoca la Terapia Neural.
 
El siguiente es un paralelo entre dos formas posibles de relacionarnos con la Vida. Seguramente cada expresión de esta comparación requiere mayor detenimiento y desarrollo del que aquí me permito, pero puede ser una pista para hacernos nuevas preguntas, inventarnos nuevos significados y descubrir nuevas posibilidades. Se trata de dos caminos diferentes, más no opuestos ni complementarios. El primero es la forma de relación por la que hemos optado desde el Patriarcado, y el segundo es el camino de la Terapia Neural, el del encuentro con lo que somos, el de la superación de los opuestos, el de la entrega, el del respeto, el de la recuperación de nuestro femenino, el de la Vida.
  
Reducción                                                                    Síntesis
Descripción como fin                                               Encuentro con el Sentido           
“atrapar” la verdad para dominarla                            aceptar el misterio y entregarse       
desconexión de la Vida                                            pertenencia a la Vida              
la razón como única posibilidad                                   miríada de posibilidades
pedirle a la Vida que “demuestre”                              permitir que la Vida se “muestre”
Imponer                                                                     Revelar
 
Dualidad excluyente,                                                     Dualidad creadora,
oposiciones irreconciliables                                       diferencias interrelacionales
Fronteras o demarcaciones que confrontan                               Líneas que concilian
 
Idealización de la vida                                      Reconocimiento de la ambigüedad vital     
negación del conflicto                                         el conflicto como posibilidad de
                                                                              encuentro 
Las cosas tal y como son,                                                   Subjetividad,
“lo real” diseccionado de “lo deseable”                          realidad y sueño al mismo tiempo  
el fatalismo                                                                la esperanza,
                                                                        el camino de la utopía
 
La reducción es la decisión del “hombre” soberbio que se cree dueño del mundo y de los demás, del que quiere dominar y controlar, del que cree que está por fuera de la Vida. La descripción surge de intentar reducir la realidad, limitándose a lo evidente y separándose de lo que se describe. En cambio, la síntesis es la actitud de quienes saben que pertenecen a la Vida y que por lo tanto se entregan y se rinden a sus misterios.
 
Encontrarse con el sentido es el camino de descubrir lo que siempre ha existido, lo que se recuerda y que se revela al encontrarnos. El sentido, son las relaciones o las conexiones; y las relaciones, así como lo estamos redescubriendo desde la ciencia, son el fenómeno más importante del Universo. El sentido son las relaciones de acausalidad y de sincronía, porque la causalidad y la casualidad implican separación, y el sentido de la Vida es la unidad. La Terapia Neural es una posibilidad para encontrarnos con ese sentido que es inexpresable e intangible desde nuestra racionalidad, por eso no lo podemos describir, sólo sentir, sospechar e intuir.
 
Reducir y describir el mundo implica establecer “fronteras” que demarcan oposiciones, a diferencia del camino de la síntesis que nos lleva a considerar “líneas" que como las de la naturaleza, confirman singularidades manteniendo la unidad. Las fronteras nos llevan a desear realidades que excluyan “lo negativo” de todos los pares de opuestos, mientras que la síntesis nos lleva a trascender las oposiciones y a aceptar la ambigüedad. 
 
Lo natural es la ambigüedad, lo que no tiene fronteras, y eso lo sabemos por las sabidurías ancestrales, por la ciencia y por nosotros mismos. “Todas las cosas y sucesos que consideramos irreconciliables, como la causa y el efecto, el pasado y el futuro, el sujeto y el objeto, en realidad son como la cresta y el seno de una ola” (K. Wilber). Y el cuerpo es la síntesis en la que esto es evidente.
 
Idealizar realidades ausentes de conflictos y diferencias, significa condenarnos a relacionarnos sólo desde la dominación y desde el control, y condenarnos a la frustración de no obtener nunca lo deseado, porque vivir se nos convierte en una lucha terca e infructuosa por hacer de la Vida lo que ella no es. En cambio, reconocer la ambigüedad vital, significa “vivir sabiendo”, es decir, vivir intensamente las tristezas, las alegrías, los esfuerzos, las pasiones y los miedos, por ejemplo, pero sabiendo que todo ocurre con nosotros, más no, por nosotros. Vivir siendo concientes que la Vida nos trasciende, que la Vida es sabiduría, inalcanzable para nuestra limitada razón.
 
A continuación, otras expresiones para enriquecer el paralelo entre estos dos caminos posibles de formas de vivir, que nos ayudan a descubrir el significado de la Terapia Neural:
 
Resultado que es dado                                                Proceso que nace, que se vive             salud como mercancía                                            salud como “alegremia”     
desde la insuficiencia y la carencia                       desde la suficiencia y la esperanza    
el “todo, ya y para siempre”                           “la suficiencia de la incompletud”                hacia la dependencia                                         hacia la plenitud                       
“desde fuera”                                                 “desde mí”                                                       el reconocimiento sólo desde la norma,             autenticidad     
la obligación, el deber ser, lo que se espera            
lo “programado”, lo controlado                            lo espontáneo                                          que invisibiliza la Vida, “planear”                                     la voluntad de la vida, “volar”    
sólo protesta y demanda                                              Propuestas                                                     
el otro, mi opositor, está por fuera de mí             emergencias, el impulso de la TN
 
Desde el Arte de la pintura hay otras comparaciones que son metáforas para este paralelo planteado:
 
Forma                                                                          Movimiento
dirección del movimiento                                          sentido del movimiento                                      
sólo “representación”                                              “interpretación”                                    
depende de un concepto que está fuera             yo estoy en, y soy lo que pinto
copiar fielmente la realidad                                    descubrirme en la realidad
se pierde libertad                                                 se llega a la esencia
búsqueda de técnicas                                                encuentro con la esencia                        
someterse (atraparse en la perspectiva)                 sostenerse                                                      
lo definido                                                                    la indefinición que celebra el misterio           
lo perfecto                                                                   la imperfección, los defectos     
 
El camino del Arte, como el de la Terapia Neural, es el camino en el cual las formas se rinden al movimiento, la dirección se rinde al sentido y el pensamiento se rinde al sentimiento. Así en los procesos de salud, las crisis, las enfermedades o las curaciones, son formas del cuerpo que se rinden al movimiento de la Vida.
 
La Terapia Neural y el Arte pueden ser vividas como dos metáforas que fluyen, una nos permite la comprensión de la otra. La Terapia Neural como el Arte, es una ventana que se abre para ver lo que con nuestros ojos racionales no podemos: la totalidad, las relaciones, lo sutil, la borrosidad, los ritmos, el enritmarnos, lo invisible... La Terapia Neural como el Arte, nos permite saber y darnos cuenta que pertenecemos a la Vida, encontrarnos con sus movimientos, sus tonalidades y sus ritmos. Creo que ambas son oportunidades de ser desde uno y por uno, que son maestras del parirse a uno mismo y que su presencia ennoblece nuestro paso por la Vida.
 
Desde estos paralelos y con estas metáforas, nos damos cuenta que la forma de relación con la Vida a la que pertenece la Terapia Neural, es la de la ternura. Ese lugar en el que se es y se está totalmente presente y diluido en el encuentro, en el que las risas, las lágrimas, las caricias, los silencios y las palabras salen libremente desde el alma. La ternura surge cuando el ser se privilegia sobre el tener, es decir, cuando lo masculino se rinde a lo femenino.                    
                                   
Nuestra sociedad ha priorizado lo masculino, excluyendo lo femenino, distorsionando por lo tanto el significado de ambas fuerzas, porque ninguna es sin la otra. Nos hemos perdido tanto de los poderes de lo femenino como de lo masculino. Lo masculino es una dimensión de lo femenino, así como la muerte lo es de la vida, y la enfermedad lo es de la salud.
 
En la exclusión de lo femenino convergen todas las exclusiones; al dejar de vivirlo, nos hemos negado la dicha de sentirnos parte del Universo, nos hemos perdido de la emoción de vernos en los atardeceres, en la luna y en la lluvia, y hemos cedido la bendición de sentir que nos enredamos y diluimos en los otros. Dejamos de saber de la sacralidad de nuestro propio cuerpo, la cambiamos por la frialdad de un cuerpo sin sentido, sin secretos y sin magia; la vendimos por un costal de normas que aparentan seguridad, con las que creemos que nos libramos de los desafíos y de las incertidumbres, y nos hemos terminamos librando hasta de la Vida misma.
 
Para vivir la relación presente en la Terapia Neural, es necesario volver los ojos y el corazón a lo femenino, sanar la brecha que lo ha opuesto a lo masculino, y reconocerlo en nuestra propia naturaleza. Sin olvidar que, aunque lo femenino es la fuerza que nos define a las mujeres, no se agota en nosotras; nos involucra, nos abraza y nos constituye tanto a las mujeres como a los hombres. Lo femenino está escrito en nuestros cuerpos. Por ello es posible y necesario redefinir la salud desde lo que somos, desde dentro de nosotras y nosotros.  
 
Podemos definir lo femenino a partir del siguiente conjunto de dones, los cuales están implícitos en la manera de relacionarnos de la Terapia Neural:
 
 Dar Vida
Mucho más que la supervivencia, se refiere al “fluir gozoso del existir sobre la tierra”. Se refiere a la capacidad de cuidarnos los unos a los otros, y de ser solidarios entre sí.
Lo femenino es impulsar o promover la Vida, que es impulsar o promover la sanación.
 
Tejer redes
El “Interser”, es decir, que todos somos uno y coexistimos en un continuo de la vida, que nuestro ser pertenece al ser de los demás, y que somos para, con y en los demás, es decir que en cada instante nos hacemos los unos a los otros.
Lo femenino es trascender de la reducción hacia la totalidad, y de la individualidad hacia la universalización de nuestros deseos y propósitos. Es el encuentro con “el nosotros” y con la integración. Lo femenino es darnos cuenta del mundo relacional en el que todos nos pertenecemos.
 
 La conexión con la Vida
El reconocimiento de la sabiduría de la Vida o de la “racionalidad inherente”.
Ser conscientes de nuestra sensualidad, es decir del poder que tenemos de diluirnos en el entorno, experimentándolo con nuestros sentidos y nuestros cuerpos.
Saber ver y saber sentir, que es, contemplarnos y conmovernos.
Lo femenino es tener conciencia de la sacralidad de la naturaleza, que incluye nuestro cuerpo, y aprender a saber de las “necesidades de nuestra alma”. Redescubrir la comunión con nuestras energías creativas, tomar conciencia de nuestro cuerpo y restablecer nuestro ritmo interior.
 
 Sentimiento e intuición, y lo Simbólico
El sentir orientando el pensar, o el pensamiento a la merced del sentimiento.
Cuando todo tiene un significado y todo nos habla de algo, vemos, reconocemos y sabemos de las “señas” del cuerpo y de la naturaleza.
Lo femenino nos aproxima a lo sutil, a sentir y a saber de lo invisible y de lo no evidente, de las relaciones y las conexiones, es decir, del sentido.
 
 Vivir los procesos como propósitos
Aceptar la incompletud, para reconocer la plenitud y vivir la autonomía. Vivir el ahora.
Lo femenino es luchar sin objetivos y entregarnos a la Vida perteneciéndole.
 
 La naturaleza cíclica
Reconocer que formamos parte de los grandes ritmos del Universo, aceptando la transformación permanente.
Vivir la ambigüedad, la borrosidad y lo no absoluto. En nuestro cuerpo todo es y no es al mismo tiempo. Entendemos que el poder para destruir y el poder para crear son una única fuerza, ya que ellas habitan en nuestro interior y nos constituyen.
Lo femenino es el reconocimiento del conflicto como fundamento de la convivencia, y de la enfermedad y la muerte como fundamentos de la Vida. Es entender y asumir las crisis como momentos sagrados, porque sabemos que el aprendizaje está justamente en ellos. Es aceptar la incertidumbre y lo impredecible, porque sabemos lo que es no poseer el control de un ritmo que nos trasciende, y sabemos que entregarnos a él es justamente lo que nos da el poder de formar parte del Todo. 
 
 
El encuentro con lo femenino nos está regalando más motivos para creer en la existencia de otras maneras de relacionarnos con la Vida, como la que nos propone la Terapia Neural, y nos está ayudando a estar dispuestos para que cuando ellas nos encuentren, estemos tan esperanzados y felices como se requiere. Para mí la gracia de aproximarnos a lo femenino e intentar descifrar sus significados y dones, es que nos impulsa a volver los ojos a lo personal. Lo femenino es un puente mágico que nos facilita trascender del discurso a la cotidianidad, enriqueciendo con la intimidad el devenir de la Terapia Neural, y dándole así el verdadero sentido a sus explicaciones filosóficas y científicas.
 
Vivir la Terapia Neural, es descubrir nuevos significados para nuestros conceptos, que expresan nuevos sentidos y nuevas maneras de relacionarnos. El encuentro con lo femenino ilumina este proceso de resignificación. Así por ejemplo, la salud, pasa de ser una “cosa” o mercancía, expropiada de las personas y de los pueblos, que homogeniza, que excluye la enfermedad y la muerte, y que es estática, sólo individual y sólo biológica, para entenderse como un proceso en el que el ser vive su autonomía y su singularidad, que incluye la enfermedad y la muerte, y que es dinámico e integral.
 
Desde la mirada de lo femenino, la salud es un proceso de aprendizaje en el que tomamos conciencia de lo que sabemos y de lo que podemos, y la Vida es un proceso de sanación permanente. Podemos decir entonces que hacer Terapia Neural es provocar la Vida que somos, hacernos cómplices de sus milagros y recrearnos en su devenir.   
 
En encuentros de salud de comunidades del norte de Argentina, surge el concepto de “alegremia”, como indicador de salud. Una nueva palabra que expresa la emergencia de nuevos sentidos en nuestras maneras de sentir y de pensar la salud y la Vida. La alegremia está siendo una hermosa e inspiradora manera de encontrarle nuevas relaciones a nuestros conceptos, y de llenar de nuevos motivos nuestros sueños y nuestras acciones. Entender la salud como “la alegría que se mueve en nuestra sangre”, nos aproxima a lo subjetivo, a lo no comparable y a lo propio. La alegremia surge de vivir nuestros propios procesos, de entregarnos a la Vida y de asumir nuestra pertenencia a ella.
 
La Terapia Neural es impulsar la posibilidad de una relación diferente con nuestro cuerpo, es impulsar la conciencia, la decisión de asumirse a uno mismo, de aceptarse y de entregarse a la Vida. La Terapia Neural es entonces una provocación a la dignidad, a la alegremia y a la esperanza.
 
La forma de relacionarnos de la Terapia Neural implica una manera diferente de mirarnos. Lejos de la mirada inquisidora del juez y próxima a la mirada contemplativa del amante. Hacer Terapia Neural es ver la sacralidad de la Vida en el cuerpo del otro y en el propio. Es aceptarnos y creernos suficientes para la Vida.
 
Maturana define el amor como la relación en la cual el otro, surge como legítimo otro en convivencia con uno, dice que el amor es la emoción que constituye y conserva la convivencia social, y que es un fenómeno biológico no fundamentado en la razón. El respeto y el amor por el otro ocurren sólo si se lo ve, y para verlo hay que aceptarlo en su legitimidad. Entonces, la ética de la Terapia Neural es la ética del amor.
 
Hacer Terapia Neural es ver al otro y aceptarlo en su legitimidad. En la Terapia Neural el otro no se acepta porque se “cura” según nuestros parámetros, ni se lo rechaza porque no se comporta como esperamos; se respetan y valoran sus procesos, porque se reverencia la Vida en él. Aceptar es entregarnos activamente a la Vida a la que pertenecemos, es confiarnos.
 
El respeto es siempre el respeto a la diferencia, y éste sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia deba ser excluida de la convivencia ni de la salud, porque justamente es la diversidad lo que enriquece y permite la Vida. No es posible el respeto a la diferencia cuando se cree que se habla desde la verdad absoluta (dogmas médicos y sociales, protocolos, diagnósticos y pronósticos). Por eso hacer Terapia Neural, nos exige lo más desprevenidos y desprovistos de dogmas y prejuicios posibles, y eso sólo ocurre desde el encuentro permanente con nuestros propios sentimientos, deseos y reflexiones.
 
El respeto implica autonomía; se es, no en oposición o en referencia de otro, sino en la aceptación de la propia legitimidad. Se trata de amar desde la autonomía y ser solidarios desde la libertad.
 
Hacer Terapia Neural es ser para el otro y en el otro. No desde la dependencia, ni la exclusión, sino desde el amor. La relación que permite la Terapia Neural es en la que no nos negamos, sino en la que nos encontramos y nos incluimos. Uno está ahí para el otro y el otro está ahí para uno, ajenos y diluidos, sin controlarnos ni poseernos, perteneciendo a la Vida. El dar de la Terapia Neural, es por eso un dar que dignifica, con el que ganamos en conocimiento y reconocimiento de nosotros mismos, y por lo tanto en posibilidades de construir nuevos y más enriquecedores vínculos para la Vida.
 
La Terapia Neural significa encontrarnos con nosotros mismos, vivir nuestros propios procesos; vivirnos, parirnos a nosotros mismos y reconocernos. Es por eso que en este camino, van cambiando nuestras expectativas y nuestras maneras de desear:
“ya no te pido Vida un cuerpo “normal”, ahora quiero un cuerpo amado, un cuerpo aceptado, un cuerpo reconocido desde mí; un cuerpo que vuele, que ría, que viva, en el que mi alma cante y baile cómoda, libre y feliz”
 
La racionalidad patriarcal niega nuestra pertenencia a la Vida alejándonos cada vez más de nosotros mismos y de los otros. La propuesta de la Terapia Neural es hacia una manera de relacionarnos que nos permita encontrarnos con lo que somos. Y en ese camino recordar que somos naturaleza y que sólo es posible nuestra existencia en comunión con la Vida y en relación con todas sus expresiones. La ciencia, de acuerdo a las sabidurías ancestrales, incluyendo las de nuestros indígenas, se acerca cada vez más a entender que pertenecemos a una historia dirigida por relaciones de cooperación, y que aunque podemos construir relaciones de sometimiento y competencia, somos esencialmente seres de amor.
 
La Terapia Neural es una provocación a mirarse uno mismo permanentemente. En su camino, tanto enfermos como terapeutas estamos convocados a descubrirnos, a experimentarnos, es decir, a vivirnos. Con la Terapia Neural no es posible evadirnos de nosotros mismos. Los procesos del otro no sólo impulsan nuestros propios procesos, sino que se hace hermosamente evidente que son tejidos con los mismos hilos de nuestros procesos. La relación con nuestro propio cuerpo, así como las decisiones y aprendizajes de nuestra cotidianidad, se abrazan a la vida del otro, y bailan al ritmo de los encuentros para los que la Terapia Neural es cómplice.
 
Además, que al asumir la borrosidad de la Vida, la distinción entre enfermos y terapeutas se nos hace cada vez más aparente. Creo que “a pesar de las apariencias”, la Terapia Neural impulsa la emergencia de nuevos seres; ni médicos, ni pacientes, simplemente seres humanos encontrándose para que la Vida siga. Por eso, creo que decir: “nos hacemos Terapia Neural”, es una expresión más cercana a lo que ocurre en nuestros encuentros. 
 
Con sus incertidumbres, su no intencionalidad, sus sincronías, sus emergencias, la inevitable presencia del sentimiento y la subjetividad, y el encuentro con otro cuerpo, la Terapia Neural es una sutil pero contundente provocación a confiar en la Vida que somos. La Terapia Neural es la posibilidad de “no saber” en compañía, frente a la que no nos queda más que estar presentes y dispuestos para que la Vida haga.
 
La Terapia Neural es estar y conectarnos con el Universo; es sabernos suficientes para esta Vida; es darnos permiso de ser, de mirarnos a los ojos y de gozar la dicha de sentirnos y de vivirnos en los otros. Mirarnos, sentirnos y tocarnos desde la Terapia Neural es asumir el privilegio de ser en el otro, es descubrir que las enfermedades, las curaciones, las agujas, los discursos, las crisis y las preguntas, son excusas que la Vida requiere para que suceda lo que es realmente importante: el encuentro.
 
La Terapia Neural nos recuerda que todo encuentro es un momento sagrado y que la Vida conspira para que suceda. Las nuevas emergencias que la Terapia Neural impulsa en los enfermos y en los terapeutas sólo son posibles en el encuentro. Así como la Vida, sólo es Vida en el encuentro.
 
El milagro es encontrarnos y podernos relacionar de nuevas maneras, cada vez más libertarias, más esperanzadoras y más respetuosas. Y para eso no se requiere de certezas, ni de hombres y mujeres de identidades bien definidas, con vidas resueltas y sueños cumplidos, por el contrario, los verdaderos vínculos de la Vida sólo son posibles entre seres auténticos, ricos en preguntas, deseos, imprecisiones e incompletudes.
 
Creo que las autenticidad es el propósito, el camino y la manera de caminar de la Terapia Neural. Ser para, por, desde y en uno mismo, leales a nuestros propios procesos, posibilidades y sueños. Al ser lo que somos, sin papeles ni máscaras, emerge la alegremia, que es la salud y que es la Vida.
 
Con la Terapia Neural, la Vida se muestra en todo su esplendor, incierta, generosa, intensa y sabia. Con la Terapia Neural es evidente que somos magia, misterio y milagro. Porque hacer Terapia Neural es permitirle a la Vida que sea, que haga, que juegue; es recordar que somos Vida y disponernos a que se reinvente permanentemente en nosotros, que emerja nueva en nuestros encuentros y en nuestros anhelos. Y entonces, al hacer Terapia Neural, inevitablemente surge la gratitud, porque la Vida siempre es más de lo que somos capaces de imaginar.
 
 
SANDRA ISABEL PAYAN GOMEZ 
Bibliografía:
 
Mis “cuadernos de anotar la vida” con la Terapia Neural.
Eisler, Riane, El Cáliz y La Espada, Cuatro Vientos Editorial, Chile, 1990.
Fromm, Erich, El Arte de Amar, Editorial Union, Bogotá Colombia, 2002, primera reimpresión.
Goodwin, Brian, Las Manchas del Leopardo. La Evolución de la Complejidad,  Tusquets Editores, España, 1998.
Gray, Miranda, Luna Roja. Los Dones del Ciclo Menstrual, GAIA Ediciones, España, 1999.
Maturana, Humberto, La Democracia es una Obra de Arte, Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 1995.
Maturana, Humberto y Nisis,Sim,a Formación Humana y Capacitación, Dolmen Editores, Colombia, 1998.
Murdock, Maureen, Ser Mujer: Un Viaje Heroico, GAIA Ediciones, Madrid, 1991.
Pinkola, Clarissa, Mujeres que corren con los lobos, Ediciones B, S. A., Madrid, 2001.
Sendón, Victoria; Sánchez, María; Guntín, Montserrat; Aparici, Elvira. Feminismo Holístico. De la Realidad a lo real, Cuadernos de Agora, Bilbao, 1994.
Valencia, Alberto, “El amor, el trabajo y el pensamiento como Utopía” a propósito de Elogio dela Dificultad de Estanislao Zuleta, Aquelarre, revista del centro cultural universitario, Universidad del Tolima, año 2004, vol 3, Nº 6.
Wilber, Ken, “Dividido por la mitad”, cap II tomado del libro “La Conciencia sin Fronteras”, editorial Kairós, Barcelona, 1989.
Zuleta, Estanislao, “Elogio a la Dificultad y otros ensayos” , Fundación Estanislao Zuleta, Cali –Colombia, 1994.


[1] Racionalidad que sienta sus bases filosóficas y sociales en el Mecanicismo, el Positivismo, el Antropocentrismo y el Capitalismo, y que instaura como lógicas para relacionarnos entre sí y con la naturaleza, la dominación y la competitividad.

 

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