Estudios Cualitativos realizados por Residentes » La problemática del embarazo adolescente- Mónica Mutti Lovera

Última actualización: 21/02/2010

La problemática del embarazo adolescente

La OMS define como adolescencia al "período de la vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia socio – económica" y fija sus límites entre los 10 y 20 años.
A su vez subdivide tres grupos: Adolescencia temprana (10 a 13 años), Adolescencia media (14 a 16 años) y Adolescencia tardía (17 a 19 años)
 
La adolescencia fue considerada por un largo tiempo sólo como un tránsito entre la niñez y la adultez sin que se le dedicara mayor preocupación. En la actualidad, el criterio predominante es que la adolescencia constituye un período de la vida donde ocurren una serie de cambios con rapidez vertiginosa, que se reflejan en la esfera anatomofisiológica, social y cultural. (Pelaez M J.)[1]
 
La maternidad adolescente no es una fantasía de chicas de colegio sino una realidad: de los 700.000 bebés que nacen anualmente en la Argentina, alrededor de 100.000 son hijos de madres menores de 20 años.
Estos 100.000 bebés no son todos primogénitos. El 30 por ciento de esas madres está teniendo a su segundo o tercer hijo.
Los datos demográficos demuestran que el incremento de los embarazos adolescentes es una idea engañosa. Son el gran crecimiento, en términos relativos y absolutos, de la cohorte de adolescentes y la fuerte disminución de la fecundidad de las mujeres mayores, en los últimos 15 o 20 años lo que se traduce tanto en la mayor visibilidad de los embarazos adolescentes como en el hecho de que, aún a tasas de fecundidad menores, el número y la proporción de hijos nacidos de adolescentes sean muy grandes. (Stern, 1996).
 
Un aspecto que ha sido mal interpretado, es la asociación que se establece entre el embarazo adolescente y el rápido crecimiento de la población, a partir del reconocimiento de que las tasas de fecundidad de las mujeres menores de 20 años se ha mantenido relativamente elevadas con respecto a otros grupos etarios, a pesar de las campañas de control natal establecidas por el Estado.
Sería necesario valorar el peso real en el crecimiento de la población y circunscribirlo a los sectores de la misma en los que el fenómeno se concentra, que generalmente son los sectores más pobres de nuestra sociedad, los cuales son, además, aquellos en los que la fecundidad es de por si muy elevada, independientemente de la edad al primer nacimiento.
 
El incremento en el acceso a los servicios de salud de la población más desprotegida, que es donde ocurren los embarazos tempranos con mayor frecuencia, como se señala anteriormente, ha reforzado también la asociación que se hace del embarazo temprano con problemas materno-infantiles, debido a las condiciones de desnutrición y de desventaja social en las que se encuentran muchas de las mujeres que pertenecen a estos sectores.  
 
El 14,6 por ciento de los bebés nacidos vivos en Argentina son hijos de madres menores de 20 años, según estadísticas oficiales, y la mayoría de ellas proviene de hogares de bajos recursos económicos, en una proporción de 17 a 1 respecto de las de más altos ingresos, una diferencia que se corresponde con una inequidad social sin antecedentes.

Tres de cada cuatro niños que nacían en Argentina a comienzos de 2003 llegaban a un hogar pobre y, en mayo de ese año, 6,3 millones de personas menores de 18 años estaban bajo la línea de pobreza y 2,8 millones, en la indigencia.

El Estado parece moverse ahora más en defensa de las adolescentes embarazadas, de las madres y padres jóvenes, y de sus hijos, y desarrolla algunos programas. Pero la situación es tan compleja y tiene una proyección tan sensible en los niños que siguen naciendo en hogares pobres que en muchos casos el Estado sigue ausente.

 
La situación socioeconómica, definitivamente, condiciona el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes en nuestro país. Para Cecilia Correa, de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), "uno de los factores que más incide en los embarazos adolescentes es la pobreza".
 
Pero, inevitablemente, las dificultades para el desarrollo de una sexualidad responsable y la prevención de los embarazos no planificados se potencian en un país donde el 66,7 por ciento de las personas menores de 18 años de edad es pobre. (Encuesta Permanente de Hogares (INDEC), onda mayo 2003.)
 
Otro argumento de peso que ha sido empleado en la definición del embarazo como problema social y como justificación para la acción pública sobre el mismo, es la atribución que se le ha dado como un mecanismo que contribuye a la transmisión intergeneracional de la pobreza.( Javier Alatorre Rico y Lucille C. Taquín)
Este argumento se asocia al supuesto de que dicho fenómeno coarta las posibilidades de obtener una escolarización suficiente y, por tanto, limita las posibilidades de obtener empleo adecuando, lo cual, a su vez, reduce el acceso a los elementos que permiten un desarrollo adecuado de los hijos, y así se perpetua esta situación como un circulo vicioso.
Ante esto vale aclarar que la mayor parte de los adolescentes se encuentra en la escuela pero los embarazos adolescentes se presentan después de que las y los jóvenes dejaron el colegio. Por tanto no es correcto atribuir a la deserción escolar el embarazo, este no contribuye en una gran medida al abandono escolar. Por más que lo establezca la legislación, los derechos universales a la educación, a la salud, al trabajo, etc., van muy desigualmente acompañados a las oportunidades para hacerlos efectivos. Acaso debiera señalarse como “causa” del embarazo adolescente y sus consecuencias negativas, el contexto de pobreza y la falta de oportunidades.
En 2000, el Congreso de la Nación sancionó la Ley 25.273 que crea un régimen especial de Inasistencias justificadas -hasta 30- por razones de gravidez para alumnas embarazadas. La norma, a su vez, contempla otorgarles una hora diaria durante el período de amamantamiento.
En mayo de 2002, el Congreso también sancionó la Ley 25.584 que prohíbe “en los establecimientos de educación pública, de cualquier nivel, ciclo y modalidad, toda acción institucional que impida el inicio o continuidad del ciclo escolar a una alumna embarazada”. La ley, a su vez, compromete a las autoridades educativas a hacer pública toda práctica discriminatoria por parte de los colegios de cada distrito.
 
 
¿Riesgo?
 
La práctica e investigación médica y epidemiológica, han encontrado una asociación entre la edad temprana del embarazo y efectos adversos para la salud de la madre y del hijo, los cuales tienden a atribuirse a la inmadurez biológica de la adolescente que se embaraza. Esta relación se establece como una norma, a tal punto que estos embarazos son considerados como “de riesgo” fundamentalmente por muchos programas de control prenatal.
 
La valoración del riesgo en muchos países de latinoamérica incluyen algunos parámetros biológicos separados de otros considerados psicosociales. Donde el abordaje que se pretende dar a la “Problemática del embarazo adolescente” ya por definición se plantea desintegrada.
Por ejemplo se elaboran listado de consideraciones como:
Biológicos
*Edad cronológica < 19 años y / o edad ginecológica < 1 año
*Peso < 45 Kg y / o talla < 1,45 m
*Estado nutricional deficiente 
*Aumento insuficiente de peso para su biotipo y estado preconcepcional
*Hábitos alimentarios inadecuados en calidad y cantidad
*Consumo de tóxicos (tabaco, alcohol y otras sustancias)
*Tatuajes
*Más de 2 parejas
Psicosociales
*Asincronía madurativa físico – emocional
*Baja autoestima
*Bajo nivel de instrucción
*Ausencia de interés
*Pérdida reciente de personas significativas
*Embarazo por violación o abuso
*Intento de aborto
*Propósito de entregar el hijo en adopción
*Familia disfuncional o ausente, sin adulto referente
*Trabajo no calificado
*Pareja ambivalente o ausente
*Condición económica desfavorable
*Marginación de su grupo de pertenencia
*Difícil acceso a los centros de salud 
Problemas que afectan a la madre adolescente: preeclampsia, eclampsia, anemia, distocia del parto, parto prematuro, hemorragia genital, sepsis, infecciones y muerte por complicación del parto. En el niño los problemas son bajo peso al nacer, prematuridad, riesgo por la salud futura del recién nacido ante el cuidado de una madre adolescente.
 
En base a estos parámetros, muchos de ellos obtenidos de trabajos científicos internacionalmente reconocidos es que se elaboran programas y estrategias de abordaje del embarazo adolescente. Hay un punto sumamente alarmante, no se contemplan en prácticamente ningún estudio los derechos a adoptar decisiones libres y responsablemente sobre tener o no tener descendencia, sin temor a coacciones, discriminación o violencia, y a decidir el número, espaciamiento y momento para tener hijos, derechos a tener información y medios adecuados para poder ejercer la toma de decisiones, derecho de acceder al más alto nivel de salud reproductiva.( Conferencia Internacional de las Naciones Unidas, El Cairo, de Setiembre de 1994).
Desde el Movimiento de Mujeres se han desplegado esfuerzos para lograr que la mujer sea considerada y se considere a sí misma como una persona con capacidad de decisión sobre su cuerpo, su sexualidad y sobre su vida, y para que estos temas puedan ser hablados de manera abierta, sin prejuicios ni tabúes.
La sexualidad debe ser considerada como un conjunto de valores, actitudes, prácticas, mitos, etc, construidos socialmente, que difieren de acuerdo a la cultura y que han cambiado con el paso del tiempo.
En la sexualidad, como en otros aspectos del comportamiento humano se asigna un rol dominante al varón y uno subordinado a la mujer y precisamente es en la vivencia de la sexualidad en donde se observan las relaciones de poder entre varones y mujeres.
La sexualidad, al ser una construcción social, por tanto, no natural, puede ser modificada en función de establecer relaciones equitativas de género.
Asimismo se asume a los adolescentes con características universales, atribuyéndoles falta de madurez, comportamiento de riesgo, ya que se plantea que típicamente están probando nuevas maneras de comportarse, que suponen cierta inestabilidad, influenciabilidad por el grupo de pares, falta de asertividad, incapacidad de planeación, etc. Planteadas todas estas características con base en la edad, suponiendo que refleja un conjunto de características biológicas, psicológicas y sociales que son comunes a toda la población en cuestión. Las implicaciones de este enfoque llevan a percibir a los sujetos (adolescentes involucrados en un embarazo) como seres ahistóricos, socialmente descontextualizados y como simples sujetos a los que no se les reconoce su propia subjetividad y capacidad de respuesta social.
Ante este planteo me resultó interesante transcribir textualmente un informe elaborado por el Licenciado Carlos Garita Arco, Psicólogo del Nivel Central de Programa Atención Integral de la Adolescencia, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica:
“Al referirse al embarazo en la adolescencia generalmente asoma a nuestro pensamiento la siguiente frase "Qué problema esto del embarazo adolescente, hay que hacer algo con ello", constituyéndose en un tema o mejor dicho en un problema de Salud Pública. Sin embargo, examinemos esta formulación en detalle.
Lo primero que sugiere dicha afirmación es que el embarazo en adolescentes intrínsecamente es negativo y por tanto debe ser erradicado. En este sentido no hay discusión y pareciera que ya hemos definido absolutamente qué es lo mejor para los y las adolescentes, al estilo de Aldous Huxley en su obra Un mundo feliz, donde todo está organizado y claramente ordenado por un grupo que así lo decide; una muy buena jugada a favor del control social y del establecimiento de reglas autoritarias.
Pero siguiendo en este proceso de asociación libre, se nos viene a la mente los patrones de socialización donde nuestras madres y abuelas tenían los hijos e hijas en la adolescencia, porque las uniones consensuales (matrimonio, unión libre) ocurrían en la edad de la adolescencia. Tal vez debido a que la expectativa de vida no era muy elevada, o porque se convertía en una forma de control social de la sexualidad adolescente, donde eran reclutadas muy rápidamente por hombres adultos y las embarazaban para recluirlas en el ámbito doméstico y en el cuidado de los hijos e hijas. Queremos hacer notar que la elección de pareja estaba en manos del hombre y no de la mujer. Eso nos deja la interrogante de si el patrón sociocultural más bien convoca a que los hijos son en la adolescencia de las mujeres.
Por otro lado, el hombre que disfrazó el dominio hacia la mujer con el argumento que era instintivo y que eso marcaba una diferencia profunda y radical con ella, se dedicó a procrear hijos fuera de la unión consensual y por tanto, a la proliferación de madres con hijos y sin pareja permanente, esto validado por la cultura que conoce de ese hecho. Y se contribuye profundamente a dos aspectos: el hombre procrea y renuncia a la paternidad y la mujer se queda sola con su prole. Es decir, si los hijos se tienen en la adolescencia, la mujer tiene claro que ella está sola con sus hijos e hijas.
Siguiendo en esta línea, la sexualidad en las adolescentes se dirigía por tres grandes derroteros: la madre-esposa, la madre-amante o la mujer que se abstiene. El proyecto de vida apunta en ese sentido a llenar cada uno de estos huecos, indiferentemente de si trabaja dentro del hogar o fuera de él. Por ello, algunos autores hablan de la doble o triple jornada de la mujer. Hacemos notar que hablamos de las adolescentes, porque para los hombres nunca ha resultado ser un problema sociocultural el ejercicio de su sexualidad-coital a cualquier edad.
Estas argumentaciones que datan de nuestras madres y abuelas, (o tal vez no, habría que hacer un análisis más exhaustivo de los diferentes sectores); han recibido algunas modificaciones en los últimos años. La mujer busca construir un proyecto de vida que no la reduzca a ser una vagina o un útero caminando, aunque a veces así las vemos cuando pensamos o sentimos que el principal problema o preocupación de la mujer adolescente es el embarazo. Un proyecto que la coloque dentro de la sociedad con sus intereses, orientaciones vocacionales y que se le permita vivir en igualdad genérica. Además, ha tomado en sus manos la elección de pareja y por ende el poder experimentar varias relaciones, la postergación de la unión consensual, y todo ello enmarcado en un desarrollo más temprano de su sexualidad.
Y hablando de sexualidad, no hemos revisado algo que es obvio, el embarazo en la adolescencia ocurre porque hay un ejercicio de la sexualidad-genital. Ahora ¿en dónde colocamos nuestra preocupación? Seamos honestos y honestas: en el embarazo que no se encuentra en unión consensual. Entonces a lo que nos estamos refiriendo es al embarazo-solterismo adolescente, a que las adolescentes están haciendo uso de la sexualidad genital sin pedir permiso al mundo adulto y sin tomar en cuenta los intereses de los y las adultas; o a lo que estamos apuntando es a que el embarazo adolescente es producto, no tanto de ellas mismas, sino de la seducción que hace el mundo adulto, bajo la forma del consumismo (venta de productos seductores, películas pornográficas que fragmentan al sujeto, entre otras) o de las relaciones coitales directamente.
Es el embarazo en sí mismo un problema? Considero que si tomamos en cuenta el derecho del y la adolescente de construir su propia vida, de elaborar su proyecto personal, de elaborar su identidad y con ello de ser crítico y crítica ante lo que el mundo adulto le ofrece, de ser informado e informada por los padres y madres, las personas adultas que le rodean acerca de su sexualidad y de otros temas de interés para ellos y ellas. Así, el embarazo pasaría a ser una decisión adscrita al deseo de la maternidad y la paternidad que no obstruye el progreso del y la adolescente, y por consiguiente, no me atrevería a afirmar que todo embarazo en la adolescencia es negativo y que debe erradicarse absolutamente.
Así las cosas, de lo que tendríamos que estar preocupados no es de reducir el embarazo adolescente en sí mismo, como un aspecto patológico. Sino de colaborar en los procesos educativos sobre la construcción de la masculinidad y la feminidad alternativas a los patrones de manejo de la sexualidad desafectivizada, deserotizada (diría Marcúse en su libro "El hombre unidimensional"), y por tanto, de la maternidad y la paternidad que no obstruya los proyectos de vida de los adolescentes. Y en los casos donde el embarazo es un hecho, colaborar para que no se constituya en la imposibilidad de realización de la madre.
Con lo expuesto, es fácil adivinar que cuando se trata de embarazo en adolescentes, no es únicamente peso, talla y aspectos de orden biomédico, sino que implica un proceso de escucha y de diálogo con alguien que busca comprender el significado personal, familiar y social de su condición de madre o padre adolescente y el derrotero que le propone el asumir la maternidad y la paternidad.”
 Por tanto desconocer la historia y medio sociocultural del que provienen las adolescentes que consultan en torno a un embarazo se traduce en un problema de abordaje fragmentado. Allí se apoyará nuestro esfuerzo, en la transformación de nuestra práctica cotidiana.
 
Análisis de las entrevistas
Las entrevistas fueron realizadas a mujeres del Barrio San Francisquito, barrio ubicado a una cuadra del mercado de productores de frutas y verduras. Mujeres que concurren al Centro de Salud Nª 9. En su totalidad pertenecen a un grupo social con escasos recursos económicos.
Surgen de las entrevistas algunos puntos cruciales a ser analizados.
 Los problema evocados por las mujeres entrevistadas difieren en razón de estar cursando actualmente un embarazo o haber sido madres en su adolescencia.
Ante la pregunta referida al deseo o búsqueda del embarazo, en su gran mayoría fue una opción elegida y si así no fuere, hubo aceptación de la situación sin mayor problematización al respecto.
Esto expresa la maternidad como un proyecto personal escapado del modelo sociocultural preestablecido que tienen su origen en los valores de las clases medias urbanas, que la cultura se ha encargado de extender entre amplias capas de la población y que ha sido asumida por gran parte de los investigadores que pertenecen, por lo general a dichas clases medias que definen las normas hegemónicas.  “Al principio mi novio me insistía y yo no estaba muy convencida porque primero me quería casar.”
En cuanto a la escolarización surge de las entrevistas que la deserción escolar aparece previa a la búsqueda del embarazo y sólo algunas mujeres piensan en continuar el colegio en algún momento. “Ahora sé que mi hija está en el Crecer y aprende cosas y yo estoy en el colegio y también aprendo cosas, las dos estamos aprendiendo juntas.” “Ya averigüe que puedo faltar por el parto y quiero estudiar para tener un trabajo y tener plata para el bebe.”
 
Si pensamos en las intervenciones posibles al respecto, es importante remarcar que la legislación contempla el embarazo en las adolescentes escolarizadas y que no siempre tiene que ser una opción la deserción, si esta no se desea.
La situación económica y las dificultades en la manutención de la familia surge también como problemática ante lo cual no podemos separar la escolarización y posteriores posibilidades laborales. Incluye esto el posterior cuidado de los hijos ante la necesidad de trabajar tanto de la madre como del padre.  “los pañales y esas cosas son carísimas” “la situación económica influye mucho en la vida que uno lleva y en las oportunidades que puede tener.”
Muchas de las familias a las que pertenecen estas mujeres traen una historia de mujeres adolescentes que se embarazan. Y aquí se apoyan muchos estudios que afirman esto de la transmisión intergeneracional del problema, sumando también la perpetuación de la pobreza.
He observado que las mujeres cuentan en general con gran apoyo por parte de sus madres y abuelas, lo que denota un modelo de familia que en otros ámbitos son consideradas incompletas, desintegradas, disfuncionales, fracturadas, etc. Será importante tener en claro que los orígenes sociales y familiares de los que provienen las jóvenes tiene más que ver con un contexto de desigualdad social que se traduce en desigualdad de oportunidades y que, independientemente del embarazo, están asociadas a la pobreza que caracteriza a estas mujeres. Esta desigualdad viene actuando sobre sus vidas desde antes de su nacimiento, a lo largo de su infancia y evidentemente permea el ámbito de su salud reproductiva y de su bienestar social en la edad adulta. Son las elecciones de modelos de familia lo que cuenta, y deberán ser respetadas teniendo en cuenta la Conferencia del Cairo del 94 y la Conferencia del Movimiento de Mujeres “En la familia casi todas las mujeres han sido madres antes de los 20 años.”, “No quiero que le pase lo mismo que a mí. Hace un año que se las doy yo a las pastillas, las tomamos juntas.” Al charlar sobre las responsabilidades de tener y cuidar un bebe responde:”-Si sabré… tengo 11 hermanos…”, “mi novio y mis viejos estaban chochos”.
 
Hubo referencia en las entrevistas a la accesibilidad y elegibilidad de los métodos anticonceptivos, frente a lo cual se manifiesta un claro conocimiento al respecto pero mucha de esta información se percibió distorsionada. .”No usaba pastillas porque engordan y a mi novio el preservativo no le gusta.”“Además en aquella época no había pastillas, el que tenía plata podía comprarlas, ahora es más fácil”.
Será necesario repensar la forma de implementación de los programas de salud reproductiva y procreación responsable, ya que de esto se responsabiliza sólo al sector Salud, enmarcando estos programas sólo en consultorios sin pensar en los demás lugares donde se concentran los adolescentes: escuelas, centros de recreación, otras instituciones del barrio donde además de adolescentes concurren sus familias, docentes y adultos en general. Vale aclarar esto último, ya que son los adultos quienes muchas veces cuentan con información desactualizada o sesgada por un modelo que refuerza la idea de una adolescencia sin sexualidad genital y que luego al producirse un embarazo adolescente se hace público un hecho privado que fue negado.
 
Observación participante
 
De la misma se desprenden algunas interpretaciones, como la naturalidad con la que se asume por todas estas mujeres el hablar de esta situación que en otros ámbitos socioculturales sigue siendo un tema proscrito. Igualmente no se hace visible preocupación alguna sobre los riesgos de los que tanto hablan los programas de control prenatal instituidos. Prácticamente ninguna de estas mujeres refirió alguna dificultad durante el embarazo, parto o puerperio. Si se manifestaron las mismas dudas y errores sobre la implementación de los métodos anticonceptivos.
El contacto con la maternidad en estas mujeres se vivió a muy temprana edad, muchas de ellas han cuidado de sus hermanos menores, del mismo modo se observó que muchas abuelas se hacen cargo de los nietos. Vuelvo sobre este concepto que marcan algunos trabajos leídos sobre las familias disfuncionales, desestructuradas o fracturadas, con los que no acuerdo. Sin dudas son, éstas situaciones, estrategias creadas por estas familias para el cuidado y manutención de los hijos, y no malformaciones estructurales de la familia.
Las mujeres entrevistadas viven en condiciones de pobreza y varias de ellas han hecho alusión al respecto. Visité la casa de alguna de ellas y ante la falta de muchas cosas que nos serían “indispensables para la vida” algo era notablemente visible, en ninguna casa faltaba un niño.
"La sexualidad y la reproducción son asuntos de vida y muerte, de gran satisfacción y de profundo sufrimiento, de pasión y de frío calculo, de intimidad y políticas sociales." (Asamblea General de la ONU.)
 
 
 
Intervenciones posibles
 
Estando en el consultorio frente a la consulta de una adolescente embarazada o en busca de un embarazo es necesario pensar en las preguntas que nos formulamos antes de comenzar a investigar este hecho. Es un problema? El problema es sólo el embarazo o encierra la proyección de futuros problemas? Quien percibe el problema, la adolescente, su familia, el médico? Que cosas debo tener en cuenta ante cada una de mis intervenciones? Seguramente creemos tener en el cartón de embarazo y en las normas de la CLAP todas las respuestas a dichos interrogantes, pero no. Sin lugar a dudas tener presentes esos determinantes biomédicos que los programas prenatales manifiestan es absolutamente necesario y es nuestra obligación como médicos saber abordar cada complicación técnica que aparezca, pero “ver crecer una panza durante 9 meses en una mujer menor de 20 años no es acompañar un embarazo adolescente.”
La búsqueda del embarazo, la presencia de pareja, la contención familiar, la relación con la escolarización, el sostén económico, la historia de vida de la adolescente, la idea de proyecto futuro, son puntos que no podemos dejar pasar en una consulta.
Es necesario colaborar para que el embarazo no se constituya en la imposibilidad de realización de la madre, teniendo en cuenta que el embarazo puede ser parte del proyecto de vida de una pareja adolescente y que no siempre es un error en la planificación familiar.
Importante es conocer que existen reparos legales para la continuidad de la escolarización y acompañar a la adolescente en su decisión al respecto.
Debemos también respetar y conocer los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes.
Todo esto puede lograrse sosteniendo la idea de un abordaje integral basado en la ampliación de la clínica aplicada a todas las intervenciones que realicemos en nuestra práctica diaria.
 

 Carrera de Postgrado Medicina General 

Mónica Mutti Lovera
Centro de Salud Provincial Nª 9
Bibliografía
-“La salud del adolescente y el joven” OPS, Publicación científica Nª 552 , Matilde Maddaleno, Mabel M. Munist, Carlos V. Serrano, Tomás J. Silver, Elvio N. Suarez Ojeda, Joao Yunes. 1995
- FEIM, “Sexualidad y salud en la adolescencia: herramientas teóricas y prácticas para ejercer nuestros derechos”, Buenos Aires, 2003
- FEIM, “La adolescencia en Argentina, sexualidad y pobreza”, Buenos Aires, 2003
- Geldstein Rosa N., Pantelides, Edith A., “Riesgo reproductivo en la adolescencia, desigualdad social y asimetría de género”; UNICEF, 2001.
-Revista publicada en internet: Periodismo Social www.periodismosocial.com
- Ley 25.673 de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable
- Ley nacional 25.584 –Prohíbese en los establecimientos de educación pública toda acción institucional que impida el inicio o continuidad del ciclo escolar a alumnas embarazadas.
-Aspectos psicosociales del embarazo en adolescentes y su abordaje con enfoque de derechos”, Lic. Carlos Garita Arco, Ponencia presentada en el II Taller Centroamericano de Antropometria. San José, Costa Rica. marzo de 2000 Psicólogo del Nivel Central de Programa Atención Integral de la Adolescencia, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica.
 
-“Caracterización de la gestante adolescente”, Dra. Liliam Susana Fernández,1 Dr. Eugenio Carro Puig ,2 Dra. Dalia Oses Ferrera 3 y Dra. Julia Pérez Piñero 4 Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, Facultad "Julio Trigo López". Hospital "Julio Trigo López", Revista Cubana de Medicina General
-El embarazo adolescente”, CLAP, Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo humano – OMS OPS
-Argentina. Ministerio de Salud y Acción Social. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Encuesta a población.  Aglomerado Gran Buenos Aires.  Programa Nacional de Asistencia Técnica para la Administración de los Servicios Sociales en la República Argentina.(PRONATASS), 1994. p.45. ( PNUD ARG/88/005. BIRF 2984 AR)
-Molina R.: "Adolescencia y embarazo" – Pérez Sánchez A., Donoso Siña E.: Obstetricia, Cap. 14, 2ª Edic. 1992 – Publicac. Técnicas MEDITERRANEO – Santiago de Chile.
-“Embarazo en la adolescencia”, Profesor Doctor Juan Issler, Revista de Posgrado de la Cátedra VIa Medicina N° 107 - Agosto/2001
- "El embarazo adolescente y la pobreza", Javier Alatorre Rico: Instituto Nacional de Salud Pública. Lucille C. Atkin: Fundación Ford, en Bonfil, Paloma y Vania Salles (eds.) Mujeres pobres: Salud y trabajo. México: Gimtrap, 1998. Pp. 13-30.
-“Hacia un nuevo enfoque en el campo del embarazo adolescente”, Claudio Stern y Elizabeth García, Seminario Internacional sobre Avances en Salud Reproductiva y Sexualidad, México DF, noviembre, 1996


 

[1] Pelaez M J. Adolescencia y Juventud. Desafíos actuales. La Habana: Editorial Científico- Tecnica; 2003. p.125-36.

 

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