Salud Pública - Salud del Pueblo » Denuncia por genocidio y otros crímenes perpetrados

Última actualización: 17/06/2009

 

EN NOMBRE DE TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO

Denuncia por genocidio y otros crímenes contra la humanidad perpetrados en relación con el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica y la reciente guerra de Irak

El Dr. Matthias Rath y otros presentan esta denuncia ante la Corte Penal Internacional en nombre de todos los pueblos del mundo
La Haya, 14 de junio de 2003
Al fiscal de la
Corte Penal Internacional,
Senador Louis Moreno-Ocampo,
Corte Internacional,
Maanweg 174
NL-2516 AB Den Haag/La Haya
 

RESUMEN

Esta denuncia presenta ante la Corte Penal Internacional (CPI) los crímenes más graves cometidos a lo largo de la historia de la humanidad. Los acusados son responsables de haber causado un daño grave o la muerte a millones de personas a través del «negocio con las enfermedades», crímenes de guerra y otros crímenes contra la humanidad. Dichos delitos son competencia de la Corte Penal Internacional.
Los acusados son conscientes de que serán considerados responsables de estos crímenes y, por tanto, se han embarcado en una campaña mundial para menoscabar la autoridad de la CPI, con el fin de situarse por encima del derecho internacional y continuar con sus crímenes en detrimento de toda la humanidad.
Por consiguiente, la presente denuncia debe ser considerada por la CPI con la máxima celeridad. Asimismo, por la presente, se llama a todas las personas físicas y a todos los gobiernos a unirse a esta denuncia con el objetivo de acabar con estos crímenes de una vez por todas.

Introducción

El Cártel

Los cargos presentados en esta denuncia están relacionados con dos tipos fundamentales de delitos:
·                     Genocidio y otros crímenes contra la humanidad perpetrados en relación con el negocio con las enfermedades de la industria farmacéutica.
·                     Crímenes de guerra y agresión, así como otros crímenes contra la humanidad cometidos en relación con la reciente guerra de Irak y la escalada internacional hacia una guerra mundial.
Estos dos tipos de delitos están directamente relacionados y conectados por un factor: se cometen en nombre e interés de los mismos grupos empresariales de inversión y de sus patrocinadores políticos. Con el fin de establecer las pruebas y mostrar los motivos comunes de los acusados, se hace necesario un breve repaso histórico.
A lo largo del siglo XX, la industria farmacéutica se desarrolló y organizó con el objetivo de controlar los sistemas sanitarios de todo el mundo mediante la sustitución sistemática de terapias naturales no patentables por sustancias sintéticas patentables y, por tanto, lucrativas. Esta industria no evolucionó de forma natural. Al contrario, fue una decisión adoptada por un puñado de empresarios adinerados y sin escrúpulos que querían hacer una inversión. Ellos identificaron deliberadamente el cuerpo humano como su ámbito de mercado con el objetivo de generar más riquezas.
La fuerza motriz de esta industria de inversión fue el Grupo Rockefeller. Éste controlaba ya más del 90% de la industria petroquímica en los Estados Unidos en el cambio de siglo del XIX al XX, y estaba buscando nuevas oportunidades de inversión a escala internacional. Otro grupo de inversión activo en este sector se formó en torno al grupo financiero Rothschild.

El Cartel y la Segunda Guerra Mundial

Después de la Standard Oil de Rockefeller (hoy EXXON), el segundo conglomerado de empresas farmacéuticas y petroquímicas más grande del mundo durante la primera mitad del siglo XX, fue del grupo IG Farben con sede en Alemania. Este conglomerado de empresas fue el factor principal que explica la subida de Hitler al poder y su invasión conjunta de Europa y del mundo. De hecho, la Segunda Guerra Mundial fue una guerra de agresión preparada, comenzada y dirigida desde los consejos de planificación de IG Farben. Ésta fue la empresa matriz de IG Auschwitz, la planta industrial más grande de este cartel de la industria química fuera de Alemania. Gran parte de la riqueza de este cartel se acumuló con la sangre y el sufrimiento de los esclavos que trabajaban en sus fábricas, incluidos los del campo de concentración de Auschwitz. IG Farben apoyó y utilizó sin ningún escrúpulo a los gobernantes políticos alemanes con sus poderosas armas, con el fin de conseguir el dominio económico sobre toda Europa y el resto del mundo.
IG Farben fue la accionista principal de la Standard Oil de Rockefeller, y viceversa. En aquel momento, la victoria de las Fuerzas Aliadas sobre la Alemania Nazi acabó con los planes de IG Farben de convertirse en el conglomerado farmacéutico y petroquímico más importante del mundo. Al mismo tiempo, Standard Oil y las otras empresas farmacéuticas y petroquímicas del consorcio de Rockefeller se convirtieron en el grupo financiero dominante de esta industria, y desde entonces han mantenido esta posición de liderazgo.
En el Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg de 1947 contra los directores del cartel IG Farben, algunos de ellos fueron declarados culpables y condenados por cometer crímenes contra la humanidad, como masacres, pillaje y otros delitos. El Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg también desmanteló el cartel IG Farben, que se disolvió en las empresas Hoechst, Bayer y BASF. Hoy en día, cada una de estas sociedades es más grande que su antigua sociedad matriz IG Farben en aquel momento.
Actualmente, los Estados Unidos de América y Gran Bretaña son las dos naciones líderes del mundo en exportación de productos farmacéuticos. De hecho, dos de los tres fármacos comerciados actualmente a escala mundial proceden de empresas de estos dos países.

Bases de la industria farmacéutica

Los acusados son responsables de la muerte de cientos de millones de personas, y aún siguen muriendo muchos de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras patologías, que podrían haberse prevenido y eliminado en buena medida hace mucho tiempo.
Esta muerte prematura de millones de personas no es el resultado de una coincidencia ni una negligencia. Se ha organizado deliberada y sistemáticamente en beneficio de la industria farmacéutica y de sus inversores, con el único propósito de ampliar un mercado mundial de fármacos valorado en billones de dólares.
El ámbito de mercado de la industria farmacéutica es el cuerpo humano, y el rendimiento del capital invertido depende de la continuación y expansión de las enfermedades. Sus beneficios dependen de la patentabilidad de los medicamentos, lo que convierte esta industria en la más rentable del planeta Tierra.
Sin embargo, la prevención y erradicación de cualquier enfermedad reduce de manera drástica o elimina totalmente los mercados para los fármacos. Por consiguiente, las empresas farmacéuticas han estado poniendo obstáculos sistemáticamente a la prevención y erradicación de las enfermedades.
Para cometer estos delitos, las empresas farmacéuticas se sirven de un laberinto de ejecutores y cómplices en el mundo de la ciencia, la medicina, los medios de comunicación y la política. Los gobiernos de naciones enteras son manipulados o incluso dirigidos por miembros de grupos de presión y antiguos ejecutivos de la industria farmacéutica. Durante varios decenios, se ha corrompido y abusado de la legislación de naciones enteras para fomentar este «negocio con las enfermedades», valorado en miles de billones de dólares, arriesgando así la salud y las vidas de cientos de millones de pacientes y personas inocentes.
Una condición previa para el auge de la industria farmacéutica como fulgurante negocio de inversión fue la eliminación de la competencia de las terapias seguras y naturales, ya que éstas no son patentables y sus márgenes de beneficio son escasos. Además, estas terapias naturales pueden ayudar a prevenir de forma efectiva e incluso a eliminar enfermedades, debido a sus funciones esenciales en el metabolismo celular.
Como resultado de la eliminación sistemática de las terapias de salud natural y del desarrollo de los sistemas de salud pública en la mayoría de los países del mundo, la industria farmacéutica ha provocado que millones de personas, y casi todas las naciones del mundo, dependan de su negocio de inversión.

La industria farmacéutica como un negocio fraudulento organizado

La industria farmacéutica ofrece «salud» a millones de pacientes, pero no distribuye los bienes. En su lugar, distribuye productos que simplemente alivian los síntomas al tiempo que mantienen la enfermedad subyacente, como condición previa para el futuro de su negocio. Para disimular este fraude, las empresas farmacéuticas gastan el doble de dinero en ocultarlo que en investigación sobre terapias futuras.
Esta estafa organizada es la razón por la que este negocio de inversión pudo continuar, durante casi un siglo, oculto tras una cortina de humo estratégicamente diseñada, que les convierte en «benefactores» de la humanidad. Las vidas de seis mil millones de personas y las economías de la mayoría de los países del mundo han sido tomadas como rehenes por los actos delictivos de esta industria.

Desenmascarando el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica

A lo largo de los últimos diez años, he dirigido los esfuerzos para desenmascarar el fraude organizado de esta gigantesca industria de inversión en el planeta. He desempeñado un papel decisivo al señalar que el mayor obstáculo para mejorar la salud de los seres humanos es la propia industria farmacéutica y su naturaleza como negocio de inversión motivado por la expansión de las enfermedades.
Como científico, tuve el privilegio de descubrir la verdadera causa de las enfermedades cardiovasculares y de otras patologías crónicas. Junto con mis colegas y otras personas, he desempeñado un papel fundamental en la investigación de alternativas efectivas, naturales y no patentables frente al «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica. La identificación de las moléculas naturales que optimizan el metabolismo celular hace posible que la humanidad pueda prevenir y eliminar en buena parte la mayoría de las enfermedades más comunes de hoy en día, como las patologías cardiovasculares, el cáncer y muchas otras.

Origen de la actual crisis internacional y la guerra de agresión contra Irak

Actualmente, cuatro factores están amenazando principalmente la supervivencia de la industria farmacéutica, y por tanto, la misma base de un negocio de inversión a largo plazo valorado en miles de millones de dólares:
  1. Conflictos legales insolubles, que se traducen en una avalancha de acciones populares contra muchas empresas farmacéuticas por la responsabilidad civil de sus productos.
  2. Conflictos científicos insolubles, causados por los importantes adelantos en terapias naturales no patentables que erradican de forma efectiva y en buena medida las enfermedades como ámbito de mercado.
  3. Conflictos éticos insolubles, que se traducen en la pérdida de credibilidad de toda la industria farmacéutica, debido al hecho de que sus desorbitadas tasas de patentes limitan el acceso a los medicamentos a la mayoría de las personas y provocan la muerte prematura de millones de ellas.
  4. Conflictos empresariales insolubles: el desenmascaramiento del modelo de negocio farmacéutico como un fraude organizado.
Durante varias décadas, el Farma-Cartel ha realizado todos los esfuerzos posibles para proteger su actividad mundial con medicamentos patentados y para prohibir la difusión de otras alternativas competidoras no patentables. Estos esfuerzos se han realizado a escala internacional, mediante la infiltración en el Parlamento Europeo y el abuso de la Organización Mundial de la Salud y de otros organismos de las Naciones Unidas.
Ahora que la industria de inversión de mayor envergadura del planeta está siendo desenmascarada como un negocio fraudulento organizado —perseguido por decenas de miles de demandas de responsabilidad civil— las leyes proteccionistas inmediatas e internacionales se han convertido en una medida de urgencia para ocultar estos delitos y fortalecer el control constante del «negocio de inversión en las enfermedades» sobre la salud de los seres humanos de todo el mundo.
Pero estas leyes proteccionistas de gran alcance, destinadas a preservar un negocio fraudulento organizado, implicaban la restricción de los derechos civiles y otras medidas drásticas, que no podían ponerse en práctica en épocas de paz. La aplicación de estas medidas requería la escalada de la crisis internacional, una serie de conflictos militares que causarían deliberadamente el uso de armas de destrucción masiva y el desencadenamiento de una guerra mundial. Sólo entonces se podía dar una situación psicológica mundial que permitiera el abandono de los derechos civiles, la aprobación de leyes marciales y la aplicación mundial de leyes proteccionistas, de forma que los acusados pudieran continuar su «negocio con las enfermedades» y otros delitos.
En este contexto, la industria farmacéutica se convirtió en el único gran apoyo empresarial a la elección de George Bush, con el fin de ejercer una influencia directa sobre el centro político y militar más poderoso del mundo. Con la elección de George Bush, el grupo de inversión Rockefeller conseguía el acceso directo a la Casa Blanca y el Pentágono, así como a las decisiones políticas allí adoptadas. Una influencia similar ejerció el grupo Rothschild sobre el gobierno de Tony Blair en Gran Bretaña.
De este modo, no fue ninguna sorpresa que las dos naciones líderes en la exportación de productos farmacéuticos, los Estados Unidos de América y Gran Bretaña, encabezaran la actual crisis internacional e instigaran la guerra contra Irak. La supuesta necesidad de esta guerra se explicó a los ciudadanos de Estados Unidos, de Gran Bretaña y del mundo entero con el pretexto de una lucha mundial contra el «terrorismo», la eliminación de ciertos gobiernos que se encuentran fuera de la legalidad internacional y una cruzada contra la proliferación de armas de destrucción masiva.
Así pues, los mismos grupos de interés del mundo empresarial y los mismos patrocinadores políticos, responsables de los millones de muertes provocadas por el negocio ininterrumpido con las enfermedades, también son responsables ahora de arriesgar innecesariamente las vidas de decenas de miles de personas inocentes en Irak y de jóvenes soldados de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países. Son responsables del comienzo y la dirección de una guerra de agresión contra Irak que no cuenta con ninguna resolución internacional. Son responsables de la esclavitud, el pillaje y otros delitos que están siendo cometidos actualmente en el Irak ocupado.
Si estos grupos de interés y sus patrocinadores políticos no son considerados responsables de estos crímenes inmediatamente, continuarán, probablemente, con su escalada de la crisis internacional, con el riesgo último de una guerra con armas de destrucción masiva.
En esta situación histórica crítica, hago un llamamiento al fiscal de la Corte Penal Internacional sobre estos crímenes contra la humanidad, estos crímenes de guerra, de agresión y de genocidio, y le insto a emprender acciones inmediatas para prevenir más delitos y el desastre definitivo: una guerra mundial.
Pido a toda persona física, gobierno, empresa u organización de cualquier parte del mundo que haya sufrido estos crímenes o desee acabar con ellos que se una a esta denuncia.

Cargos

Los cargos de esta denuncia están relacionados con delitos de dos tipos:
·                     Delitos cometidos por el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica, incluido el genocidio y otros crímenes contra la humanidad.
·                     Delitos relacionados con la guerra de Irak de este año 2003 y con la escalada de la crisis internacional hacia una guerra mundial, incluidos los crímenes de guerra y agresión, así como otros crímenes contra la humanidad.
Estos dos tipos de delitos están directamente relacionados, puesto que se cometen en nombre e interés de los mismos grupos de inversión empresarial y de sus patrocinadores políticos. Los acusados son responsables de los crímenes más graves jamás cometidos contra toda la humanidad, y por tanto, están sujetos al principio de enjuiciamiento internacional.

1. DELITOS COMETIDOS EN RELACIÓN CON EL NEGOCIO CON LAS ENFERMEDADES DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA

1.1. El crimen del genocidio
Los acusados son culpables del crimen de genocidio, por lo que están sujetos a enjuiciamiento según el Artículo 6 del Estatuto de la CPI. Esto incluye, entre otros, los siguientes crímenes:
1.1.1. Genocidio mediante matanza
(Artículo 6a)
1.1.2. Genocidio mediante lesión grave a la integridad física o mental
(Artículo 6b)
1.1.3. Genocidio mediante sometimiento intencional a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física
(Artículo 6c)
1.2 Crímenes contra la humanidad
Los acusados son culpables del crimen de genocidio, por lo que están sujetos a enjuiciamiento según el Artículo 7 del Estatuto de la CPI. Esto incluye, entre otros, los siguientes crímenes:
1.2.1. Crimen contra la humanidad de asesinato
(Artículo 7a)
1.2.2. Crimen contra la humanidad de exterminio
(Artículo 7b)
1.2.3.Crimen contra la humanidad de esclavitud
(Artículo 7c)
1.2.4.Crimen contra la humanidad de encarcelación u otra privación grave de la libertad física
(Artículo 7e)
1.2.5.Crimen contra la humanidad de otros actos inhumanos
(Artículo 7k)
Resumen de la confirmación de los cargos presentados por los delitos relacionados con el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica (cargos 1.1. - 1.2.)
  1. Los acusados mantienen intencionada y sistemáticamente enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, las complicaciones diabéticas y otras patologías, además del cáncer, las enfermedades infecciosas como el SIDA, la osteoporosis y muchas de las afecciones más comunes hoy en día, reconocidas como evitables en buena medida por medios naturales. Los acusados han causado deliberadamente el sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
  2. Los acusados evitan intencionada y sistemáticamente la erradicación de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras patologías mediante la obstrucción y el bloqueo de la difusión de información sobre los beneficios de las terapias naturales no patentables, una información que podría salvar muchas vidas. Por consiguiente, los acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
  3. Los acusados extienden intencionada y sistemáticamente las enfermedades existentes y crean nuevas enfermedades mediante la fabricación y comercialización de productos farmacéuticos que alivian los síntomas a corto plazo, pero tienen efectos secundarios conocidos y perjudiciales a largo plazo. Por consiguiente, los acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
Los detalles se indican en el apartado «Pruebas» más adelante.

2. DELITOS ESPECÍFICOS COMETIDOS EN RELACIÓN CON LA GUERRA DE IRAK Y LA ACTUAL CRISIS INTERNACIONAL

2.1. El crimen del genocidio
Los acusados son culpables del crimen del genocidio, por lo que están sujetos a enjuiciamiento según el Artículo 6 del Estatuto de la CPI. A los efectos de este Estatuto, se entenderá por «genocidio» cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Esto incluye, entre otros, los siguientes crímenes:
2.1.1. Genocidio mediante matanza
(Artículo 6a)
2.1.2. Genocidio mediante lesión grave a la integridad física o mental
(Artículo 6b)
2.1.3. Genocidio mediante el sometimiento intencional a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física
(Artículo 6c)
2.2. Crímenes contra la humanidad
A los efectos del Artículo 7 del Estatuto de Roma, se entenderá por «crímenes contra la humanidad» cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra cualquier población civil y con conocimiento de dicho ataque. Esto incluye, entre otras cosas, los siguientes crímenes:
2.2.1. Crímenes contra la humanidad de asesinato
(Artículo 7a)
2.2.2. Crímenes contra la humanidad de exterminio
(Artículo 7b)
2.2.3. Crímenes contra la humanidad de esclavitud
(Artículo 7c)
2.2.4. Crímenes contra la humanidad de deportación o traslado forzoso de población
(Artículo 7d)
2.2.5. Crímenes contra la humanidad de encarcelación u otra privación grave de la libertad física
(Artículo 7e)
2.2.6. Crímenes contra la humanidad de otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física
(Artículo 7k)
2.3 Crímenes de guerra
A los efectos del Artículo 8 del Estatuto de Roma, se entenderá por «crímenes de guerra» cualquier infracción grave de los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 (Convenio de Ginebra relativo al trato de los prisioneros de guerra, Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra). Por tanto, a los efectos de este Estatuto, los crímenes de guerra incluyen, entre otros, los siguientes actos:
2.3.1. Crimen de guerra de matar intencionalmente
(Artículo 8(2)(a)(i))
2.3.2. Crimen de guerra de tortura
(Artículo 8(2)(a)(ii)-1)
2.3.3. Crimen de guerra de tratos inhumanos
(Artículo 8(2)(a)(ii)-2)
2.3.4. Crimen de guerra de inclusión de experimentos biológicos
(Artículo 8(2)(a)(ii)-3)
2.3.5. Crimen de guerra de infligir deliberadamente grandes sufrimientos
(Artículo 8(2)(a)(iii))
2.3.6. Crimen de guerra de destrucción y apropiación de bienes
(Artículo 8(2)(a)(iv))
2.3.7. Crimen de guerra de privar del derecho a un juicio justo
(Artículo 8(2)(a)(vi))
2.3.8. Crimen de guerra de deportación o traslado ilegales
(Artículo 8(2)(a)(vii)-1)
2.3.9. Crimen de guerra de confinamiento ilegal
(Artículo 8(2)(a)(vii)-2)
2.3.10. Crimen de guerra de tomar rehenes
(Artículo 8(2)(a)(viii))
2.3.11. Crimen de guerra de dirigir ataques contra civiles
(Artículo 8(2)(b)(i))
2.3.12. Crimen de guerra de dirigir ataques contra objetos civiles
(Artículo 8(2)(b)(ii))
2.3.13. Crimen de guerra de muerte, lesiones o daños excesivos incidentales
(Artículo 8(2)(b)(iv))
2.3.14. Crimen de guerra de dirigir ataques contra lugares que no estén defendidos
(Artículo 8(2)(b)(v))
2.3.15. Crimen de guerra de causar la muerte o lesiones a una persona fuera de combate
(Artículo 8(2)(b)(vi))
2.3.16. Crimen de guerra de mutilación
(Artículo 8(2)(b)(x)-1)
2.3.17. Crimen de guerra de destruir o confiscar bienes del enemigo
(Artículo 8(2)(b)(xiii))
2.3.18. Crimen de guerra de privar de derechos a los nacionales de la parte enemiga
(Artículo 8(2)(b)(xiiv))
2.3.19. Crimen de guerra de emplear veneno o armas envenenadas
(Artículo 8(2)(b)(xvii))
2.3.20. Crimen de guerra de emplear balas prohibidas
(Artículo 8(2)(b)(xix))
2.3.21. Crimen de guerra de cometer ultrajes contra la dignidad de la persona
(Artículo 8(2)(b)(xxi))
2.3.22. Crimen de guerra de provocar la inanición como método de hacer la guerra
(Artículo 8(2)(b)(xxv))
2.3.23. Crimen de guerra de homicidio
(Artículo 8(2)(c)(i)-1)
2.3.24. Crimen de guerra de tratos crueles
(Artículo 8(2)(c)(i)-3)
Resumen de la confirmación de los cargos presentados por los delitos cometidos en relación con la guerra de agresión contra Irak y la actual crisis internacional (cargos 2.1.1. - 2.3.24)
  1. Los acusados empezaron intencionadamente una guerra de agresión contra Irak sin que hubiera ninguna resolución dictada por la legislación internacional.
  2. Los acusados provocaron intencionadamente la escalada de una situación de crisis internacional, con una guerra psicológica y una guerra militar real. El objetivo de esta estrategia de escalada es crear un estado de excepción internacional que permita el abandono de los derechos civiles en todo el mundo, así como el establecimiento de leyes proteccionistas de gran alcance. La guerra de agresión contra Irak con el pretexto de una lucha internacional contra el «terrorismo» y la cruzada contra la proliferación de las armas de destrucción masiva forman parte de esta estrategia.
  3. Los acusados cometieron intencionadamente los crímenes de genocidio, asesinato, mutilación y otras lesiones graves a la integridad física o mental en el curso de su guerra de agresión contra el pueblo de Irak.
  4. Los acusados cometieron intencionadamente el crimen de destrucción y confiscación de bienes públicos y privados en el curso de la guerra de agresión y a su término. Irak ostenta el segundo puesto en recursos petrolíferos del mundo, y estos recursos están siendo saqueados en nombre de los acusados para su beneficio personal.
Los detalles se indican en el apartado «Pruebas» más adelante.

Precedente histórico de esta denuncia

El Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg contra los ejecutivos del cartel farmacéutico y petroquímico IG- Farben
Hace más de medio siglo, se celebró el Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg contra los ejecutivos del grupo empresarial IG Farben, el cartel farmacéutico y petroquímico de mayor envergadura en la Europa de entreguerras. El Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg juzgó a los responsables de la Segunda Guerra Mundial y sentó precedente para el enjuiciamiento internacional por crímenes de guerra, y, en última instancia, para la Corte Penal Internacional en La Haya.
Desconocido para muchas personas hoy en día, el Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg condenó no sólo a los líderes políticos y militares, sino también a los ejecutivos empresariales que llevaron a Hitler al poder. Veinticuatro ejecutivos y directores de IG Farben fueron condenados por este Consejo de Guerra. El fiscal general Telford Taylor afirmó en su discurso de apertura: «La acusación culpa a estos hombres, que tienen una responsabilidad adulta, de haber provocado a la humanidad la guerra más devastadora y catastrófica de toda su historia. Asimismo, les acusa de venta masiva, esclavitud, pillaje y asesinato. Éstas son acusaciones terribles».
Y continuaba diciendo: «Estos ejecutivos empresariales inculpados, y no los perturbados nazis, son los principales criminales de guerra. Si sus crímenes no salen la luz y no se les condena, cometerán crímenes aún mayores en el futuro, que ni siquiera Hitler habría cometido».
En 1947, los cargos principales contra los directores de IG Farben fueron:
·                     Cargo 1: planificación y dirección de una guerra de agresión e invasión de otros países con el resultado de una destrucción sin precedentes en todo el mundo, la muerte de millones de personas y el sufrimiento prolongado de otros tantos millones.
·                     Cargo 2: deportación, pillaje y saqueo de bienes públicos y privados en los países ocupados, con el propósito de ejercer un control económico permanente en dichos países, así como otros crímenes graves.
·                     Cargo 3: reducción a esclavitud, malos tratos, régimen de terror, tortura y asesinato de millones de personas.
Hoy, medio siglo después, los cargos presentados en esta denuncia son sorprendentemente similares:
·                     Planificación y dirección de una guerra de agresión contra Irak con el pretexto de una lucha internacional contra el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, con el resultado de que vastas áreas del país han quedado devastadas, miles de personas han muerto y cientos de miles han resultado heridas.
·                     Pillaje y saqueo de bienes públicos y privados en la lucha por conseguir el poder económico y el control de regiones enteras del mundo a través de la escalada de una crisis internacional. Contra esta guerra de agresión, los acusados estaban provocando deliberadamente el empleo de armas de destrucción masiva, incluidas las armas nucleares, químicas y biológicas.
·                     Genocidio mediante matanza, lesiones graves a la integridad física y sometimiento de la población a condiciones de existencia que acarrean la destrucción física, así como los crímenes contra la humanidad de asesinato y otros actos inhumanos.

Pruebas de los delitos cometidos

Las pruebas de las acusaciones presentadas en esta denuncia también están relacionadas con dos tipos de delitos:
·                     Pruebas de genocidio y otros crímenes contra la humanidad en relación con el negocio con las enfermedades de la industria farmacéutica.
·                     Pruebas de crímenes de guerra y agresión, así como de otros crímenes contra la humanidad cometidos en relación con la guerra de Irak y la escalada de la crisis internacional hacia una guerra mundial.
1. PRUEBAS DE GENOCIDIO Y OTROS CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD COMETIDOS EN RELACIÓN CON EL NEGOCIO CON LAS ENFERMEDADES DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA.
Se presentan pruebas concretas que demuestran que los acusados son responsables de mantener y extender intencionadamente ciertas enfermedades, causando intencionadamente otras nuevas y extendiendo el uso de medicamentos registrados para una enfermedad a tantas como sea posible.
Para conseguir estos objetivos, los acusados han diseñado, aplicado, dirigido y organizado estratégicamente un plan empresarial fraudulento a escala mundial, que, por su magnitud económica, no tiene comparación en la historia de la humanidad.
1.1. La expansión intencionada de la enfermedad
Se presentan las siguientes pruebas concretas que demuestran que las enfermedades más comunes hoy en día son mantenidas y extendidas deliberadamente por los acusados, a pesar del hecho de que podrían haberse prevenido o erradicado en gran medida de forma efectiva, salvando así millones de vidas.
1.1.1. Enfermedades coronarias
La causa fundamental de las enfermedades coronarias y los infartos de miocardio es un debilitamiento estructural y la disminución de las funciones de la pared arterial, que —al igual que el escorbuto— se desarrolla como consecuencia de deficiencias vitamínicas y de otros nutrientes esenciales a largo plazo.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca de la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ignoran deliberadamente esta causa y se centran más bien en el tratamiento de los síntomas, como la reducción de los niveles de colesterol en la sangre.
Además de que evitan de forma intencionada curar la enfermedad para la que se comercializan, los efectos secundarios perjudiciales de estos fármacos causan nuevas enfermedades. El número de fallecidos en todo el mundo por enfermedades cardiovasculares, como consecuencia de estos crímenes deliberados de los acusados, supera los doce millones al año.
1.1.2. Hipertensión arterial
La causa fundamental de la hipertensión arterial es un incremento de la tensión de la pared arterial, debido a una deficiencia de sustancias nutritivas esenciales en las células musculares lisas de la pared arterial, lo que provoca un estrechamiento del diámetro de la arteria y un aumento de la presión sanguínea. Pueden consultarse innumerables estudios clínicos que documentan los beneficios de los micronutrientes no patentables, en particular el aminoácido arginina y el magnesio. Estas sustancias nutritivas corrigen la deficiencia subyacente en millones de células de la pared vascular, relajando así las paredes de los vasos sanguíneos, aumentando su diámetro y normalizando la elevada tensión arterial.
Los fármacos vendidos para el tratamiento de la hipertensión se centran intencionadamente en el tratamiento de los síntomas. Por ejemplo, los betabloqueantes reducen la frecuencia cardiaca y los diuréticos hacen lo mismo con el volumen sanguíneo. Estos fármacos evitan deliberadamente corregir los «espasmos» de las paredes de los vasos sanguíneos, que son la causa fundamental de la hipertensión arterial. De este modo, a la vez que se evita intencionadamente curar la enfermedad, estos fármacos provocan efectos secundarios perjudiciales a largo plazo, que pueden causar numerosas enfermedades nuevas, y por tanto nuevos mercados de fármacos.
En todo el mundo, cientos de millones de pacientes con hipertensión arterial siguen sin encontrar cura como consecuencia directa de las acciones llevadas a cabo por los acusados, y el número de fallecidos por estas enfermedades aumenta cada día.
1.1.3. Insuficiencia cardiaca
La causa fundamental de la insuficiencia cardiaca es la falta de biocatalizadores celulares, ciertas vitaminas, minerales, carnitina, coenzima Q10 y otros portadores de bioenergía en millones de células cardiacas. Esto tiene como consecuencia una disminución de la frecuencia cardiaca y una acumulación de agua en el cuerpo.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca del tratamiento de la insuficiencia cardiaca pasan por alto intencionadamente este hecho y se centran en los síntomas. Los diuréticos comercializados para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca no sólo eliminan el agua acumulada en el cuerpo, sino que también lo purgan de vitaminas, minerales y otros portadores de bioenergía hidrosolubles. De este modo, los fármacos comercializados para la insuficiencia cardiaca contribuyen, en realidad, a empeorar la enfermedad y son responsables de la corta esperanza de vida de los pacientes que la padecen, una vez que empieza a hacer efecto la medicación a base de diuréticos.
A la vez que evitan intencionadamente curar la enfermedad, estos fármacos purgan el cuerpo de nutrientes esenciales, agravando así la causa subyacente de la enfermedad. En todo el mundo, más de cien millones de pacientes con insuficiencia cardiaca siguen sin encontrar cura, y acaban muriendo prematuramente como consecuencia directa de las acciones llevadas a cabo por los acusados.
1.1.4. Arritmia
La causa fundamental de la arritmia es la falta de micronutrientes, vitaminas, minerales, ubiquinona y otros portadores de bioenergía en millones de células cardiacas eléctricas. Esto tiene como consecuencia una disminución de la generación o conducción de los impulsos eléctricos necesarios para la frecuencia cardiaca normal. Un reciente estudio doble ciego con placebo ha demostrado, sin lugar a dudas, que el uso terapéutico de micronutrientes es un medio efectivo, seguro y asequible para corregir el estado de salud subyacente a la arritmia.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca del tratamiento de la arritmia ignoran intencionadamente este hecho y se centran, en su lugar, en los síntomas. Lo que hacen los fármacos antiarrítmicos comercializados para tratar esta enfermedad es empeorarla en muchos casos, causando la parada cardiaca y la muerte prematura de los pacientes.
Hace diez años, el autor Thomas Moore demostraba en su obra Medicina letal que una nueva clase de fármacos antiarrítmicos en Estados Unidos había causado sola más muertes que la guerra de Vietnam en el ejército norteamericano. En todo el mundo, más de cien millones de pacientes con arritmia siguen sin encontrar cura como consecuencia directa de estas acciones llevadas a cabo por los acusados, y el número de muertos por esta enfermedad aumenta cada día.
1.1.5. Cáncer
Hasta hace muy poco, el cáncer se ha considerado como una sentencia de muerte. Gracias a los últimos avances en la salud natural y la medicina celular, la situación ha cambiado radicalmente. También en lo que se refiere a esta enfermedad, hoy es obvio que los acusados han contribuido deliberadamente a descuidar y abandonar la investigación de la medicina sobre terapias no patentables en favor de fármacos ineficaces que permiten la continuación de la epidemia del cáncer: uno de sus mercados más rentables. Debido a la extraordinaria relevancia de los crímenes cometidos por los acusados en relación con la epidemia del cáncer, este apartado se presenta con más detenimiento.
Es un hecho científico que todos los cánceres se extienden por el mismo mecanismo: el uso de enzimas que digieren el colágeno (colagenasas, metaloproteinasas). El uso terapéutico de aminoácido lisina natural, especialmente con otros micronutrientes no patentables, puede bloquear estas enzimas e impedir así la metástasis de las células cancerígenas. Todos los tipos de cáncer estudiados responden de esta manera a este enfoque terapéutico, incluido el cáncer de mama, de próstata, de pulmón, de piel, el fibroma, el sarcoma sinovial y otras formas de cáncer.
La única razón por la que este adelanto en la medicina no ha sido investigado más en profundidad y aplicado al tratamiento de los pacientes es el hecho de que estas sustancias no son patentables, y por tanto tienen escasos márgenes de beneficio. Y lo que es aún más importante, cualquier tratamiento efectivo de cualquier enfermedad lleva, en última instancia, a su erradicación y a la destrucción de un mercado de productos farmacéuticos de miles de billones de dólares.
El marketing de fármacos para los pacientes con cáncer ha sido especialmente fraudulento e intencionado. Con el pretexto de tratar el cáncer utilizando el término tapadera de «quimioterapia», se administran sustancias tóxicas a los pacientes, incluso derivados del gas mostaza. El hecho de que estos agentes tóxicos también destruyan millones de células sanas en el cuerpo se provoca intencionadamente.
Conociendo este hecho, se tuvieron en cuenta deliberadamente las siguientes consecuencias: primera, el cáncer continuaría siendo una epidemia mundial, proporcionando la base económica para un negocio constante de la enfermedad valorado en miles de billones de dólares; y segunda, la aplicación sistemática de agentes tóxicos en forma de quimioterapia causaría nuevas enfermedades en los pacientes que recibieran dichas sustancias.
Como consecuencia de esta estrategia, el mercado de los fármacos para el tratamiento de los graves efectos secundarios provocados por estos productos —incluidas las infecciones, inflamaciones, hemorragias, deficiencias en los órganos, etc.— es incluso mayor que el mercado de los propios productos utilizados en la quimioterapia. Así pues, los acusados también aplicaron su plan fraudulento organizado, en perjuicio de miles de millones de pacientes con cáncer, con un sólo propósito: su enriquecimiento financiero.
1.1.6. SIDA y otras enfermedades infecciosas
Planes fraudulentos como éste se aplicaron también al tratamiento de una de las epidemias más mortales de la historia de la humanidad: el SIDA. Ya hace diez años, los estudios científicos mostraron que la vitamina C era capaz de reducir la replica del virus VIH en más de un 99%. Los acusados conocen este hecho desde hace más de un decenio.
Ignorando y evitando intencionadamente este tratamiento seguro, asequible y no patentable, los acusados desarrollaron medicamentos patentables contra el SIDA, con graves efectos secundarios, y —debido a sus desorbitados derechos de patentes— inasequibles para la gran mayoría de las personas del planeta. Así, al aplicar su plan empresarial criminal, los acusados son culpables de arriesgar las vidas y de causar la muerte a cientos de millones de personas en África, Sudamérica, Asia y todas las demás regiones del mundo.
De forma similar, han boicoteado la información de que la única medida fundamental para mejorar la inmunidad frente a las enfermedades infecciosas consiste en ingerir una cantidad óptima de vitaminas B6, B12, ácido fólico y otros nutrientes esenciales. Es un hecho científico que estos biocatalizadores del metabolismo celular aumentan la producción de leucocitos, el arma principal del cuerpo contra cualquier infección. Ocultando sistemáticamente esta información, especialmente a los cientos de millones de niños y adultos en el mundo subdesarrollado, la industria farmacéutica arriesga intencionadamente las vidas de cientos de millones de personas en estas áreas del mundo. Todos los acusados saben que casi nadie en estas zonas subdesarrolladas puede permitirse el lujo de pagar tratamientos farmacéuticos, y que por tanto, acaban muriendo.
Ocultar esta información, que podría salvar tantas vidas, acerca de las alternativas naturales no patentables para prevenir y combatir las enfermedades infecciosas no solamente provoca la muerte de millones de personas, sino que también arruina las economías de muchos países subdesarrollados. Como consecuencia directa, el desequilibrio ya existente hoy en día en la economía mundial adquiere tintes dramáticos, ya que se envuelve deliberadamente a estos países en un conflicto en el que no tienen opción de ganar.
1.1.7. Otras enfermedades
Asimismo, hoy en día siguen considerándose problemas de salud otras enfermedades degenerativas, inflamatorias e infecciosas, así como muchas otras patologías comunes sólo porque los acusados las han definido y protegido como mercados para su vergonzoso «negocio con las enfermedades».
1.2. Pruebas acerca de los planes de marketing criminales de los acusados
1.2.1 Extensión deliberada de las enfermedades y provocación de otras nuevas en los pacientes para ampliar los mercados de fármacos
Para ampliar sus mercados, los acusados fabrican y comercializan los siguientes grupos de fármacos intencionadamente, a pesar de sus conocidos efectos secundarios, nocivos para la salud. De un modo vergonzoso, los acusados están causando deliberadamente nuevas enfermedades con el pretexto de luchar contra las existentes. El hecho de que estas nuevas enfermedades causadas por los efectos secundarios de estos fármacos aparezcan muchos años después se utiliza como una tapadera adicional para esta estafa:
Los fármacos que reducen el colesterol, especialmente estatinas y fibra se comercializan en cantidades masivas con el pretexto de prevenir las enfermedades cardiovasculares. Se sabe que estos fármacos provocan cáncer en las dosis actualmente administradas a millones de pacientes en todo el mundo.
Los fármacos utilizados en la quimioterapia se comercializan supuestamente para tratar el cáncer. En realidad, causan una serie de efectos secundarios graves, y el más frecuente es la aparición de nuevos tumores. Todo el plan de marketing criminal en torno a la quimioterapia funciona solo porque los acusados han convertido el cáncer en una sentencia de muerte, e incluso los acusados han llegado a vendernos como un éxito cuando un paciente sometido a quimioterapia sobrevive unos pocos meses.
La aspirina se comercializa en cantidades masivas con el pretexto de que previene los infartos de miocardio y los ataques súbitos, pero al mismo tiempo se sabe que su uso a largo plazo causa la destrucción del colágeno, y por tanto, aumenta gradualmente el riesgo de infartos y ataques, además de otras enfermedades como las úlceras estomacales y la hemorragia gastrointestinal.
Los fármacos antiinflamatorios se emplean para tratar el dolor y la inflamación, como en el caso de la artritis. No obstante, muchos de estos fármacos destruyen el tejido conjuntivo, como por ejemplo el de las articulaciones. A largo plazo, el uso de estos fármacos agrava los problemas de salud en lugar de remediarlos.
Los antagonistas del calcio se comercializan en cantidades masivas con el pretexto de tratar la hipertensión arterial y prevenir los infartos de miocardio; sin embargo, a largo plazo, se sabe que el uso de estos fármacos causa un aumento del riesgo de infartos, ataques súbitos y otras enfermedades.
Los estrógenos y otros fármacos compuestos de hormonas se venden en cantidades masivas con el pretexto de prevenir la osteoporosis y las enfermedades cardiacas, pero a largo plazo se sabe que su uso provoca cáncer en más del 30% de las mujeres que los ingieren. Las formas especialmente frecuentes de cáncer causadas por estos fármacos son carcinomas hormonodependientes como el de mama o el de útero.
Tranquilizantes y antidepresivos. Otro mecanismo por el cual los acusados extienden sistemáticamente sus mercados consiste en causar adicción intencionadamente con el fin de incrementar las ventas. Se sabe que muchos tranquilizantes y antidepresivos, como el conocido diazepam («Valium»), provocan dependencia y adicción. Con el fin de aumentar las ventas mundiales de estos fármacos, los acusados incluso los ensalzan en anuncios a toda página dirigidos directamente al público.
Otros fármacos. Puesto que la patente es una condición previa para el negocio de inversión de la industria farmacéutica, los fármacos típicos son moléculas sintéticas, y por tanto tóxicas para el cuerpo humano. Para casi todos los fármacos es válido el mismo principio de negocio fraudulento: aliviar los síntomas a corto plazo a la vez que se causan otros daños y se generan gradualmente nuevas enfermedades, que sirven de base para nuevos mercados de fármacos.
1.3. Ampliación de sus mercados de fármacos para nuevas enfermedades
Al cometer estos delitos, los acusados amplían deliberadamente su actual mercado farmacéutico inventando nuevos estados de salud para los que recomiendan los fármacos que previamente habían aconsejado para otras enfermedades. Como primera prueba, se presentan a continuación los siguientes ejemplos:
Las pastillas para el dolor de cabeza previenen supuestamente las enfermedades cardiacas. La aspirina se desarrolló como un calmante para el dolor de cabeza y el dolor en general, y ahora los acusados la venden en cantidades masivas y la aconsejan para su uso a largo plazo, incluso para las personas que gozan de buena salud, porque supuestamente previene y trata las enfermedades cardiacas y otras patologías graves.
Los antibióticos combaten supuestamente las enfermedades coronarias. Con el fin de ampliar el mercado mundial de sus antibióticos, los acusados fabricaron y extendieron la llamada «teoría de la bacteria» de los infartos por todo el mundo. Sin pruebas clínicas que demuestren que la clamidia u otras bacterias causan realmente la aterosclerosis o los infartos, los acusados fomentaron vergonzosamente el uso general de antibióticos, incluso entre las personas sanas, con el pretexto de que previenen los ataques al corazón.
Estos son sólo unos pocos ejemplos de las prácticas llevadas a cabo por los acusados para extender sistemáticamente el uso de sus fármacos para otras enfermedades. En realidad, este plan de marketing no es la excepción que confirma la regla, sino la regla. La lista de delitos cometidos en este contexto debería corregirse y completarse durante la investigación posterior.
1.4 Delitos relacionados con la infiltración sistemática en varios sectores de la sociedad con el propósito de facilitar la ejecucion de dichos delitos
Los acusados se han infiltrado sistemática y deliberadamente en los sectores de la medicina y la salud de la mayoría de los países del mundo con el fin de crear relaciones de dependencia financieras y de otro tipo para dirigir su «negocia con las enfermedades» y cometer otros delitos. La investigación de la medicina no se lleva a cabo con el objetivo primordial de hallar el tratamiento más efectivo, seguro y asequible contra una enfermedad, sino con el fin de identificar los principales mercados de enfermedades y alcanzar los máximos beneficios en ese mercado para el fabricante de fármacos. Como parte de esta estrategia a lo largo de las últimas décadas, los acusados eliminaron sistemáticamente de los programas de formación de las facultades de medicina el estudio de las terapias naturales, efectivas pero no patentables. Crearon a propósito generaciones de médicos con pocos o ningún conocimiento acerca de los beneficios para la salud de estas terapias naturales, que podrían salvar tantas vidas. Al mismo tiempo, los departamentos recién creados con el nombre de farmacología se hicieron cargo de la enseñanza terapéutica en las facultades de medicina. De este modo, durante varias décadas, las generaciones de médicos han convertido las facultades de medicina prácticamente en un equipo de venta entrenado para el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica. Con el fin de ocultar esta estrategia, los fármacos patentados fueron calificados de «científicos» e incluso bautizados como «medicamentos éticos», mientras que las terapias naturales no patentables eran desprestigiadas y tachadas de «no científicas».
De manera similar, los acusados se han infiltrado sistemática e intencionadamente en los medios de comunicación de todo el mundo, creando relaciones de dependencia financieras o de otro tipo y difundiendo engaños e información falsa con el fin de disimular sus prácticas delictivas, apoyar su «negocio con las enfermedades» y cometer otros delitos.
Los acusados han abusado deliberada y sistemáticamente del sistema político y legislativo de la mayoría de las naciones, con el objetivo de aprobar leyes, establecer regulaciones y fomentar otras medidas encaminadas a aumentar sus ventas de fármacos ineficaces y peligrosos, aunque lucrativos. Los acusados han abusado de su influencia política para manipular la legislación, de forma que les permitiera apropiarse de billones de dólares al amparo de los «seguros de enfermedad» y de otros fondos sanitarios públicos y privados. Fomentando su «negocio fraudulento de la enfermedad», han tomado este dinero de personas, empresas y gobiernos de todo el mundo exigiendo el pago de terapias ineficaces y nocivas. Por tanto, los acusados consiguen beneficios desorbitados para la industria farmacéutica y causan sufrimientos innecesarios y la muerte prematura a cientos de millones de personas.
Los acusados se han infiltrado deliberada y sistemáticamente en el Parlamento Europeo y han abusado de él, así como de otros organismos regionales e internacionales, como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otros organismos políticos nacionales e internacionales, con el fin de cometer sus crímenes contra la humanidad.
1.5 Delitos relacionados con la obstrucción sistemática de medidas sanitarias efectivas y no patentables
Para proteger su negocio artificial de inversión en las enfermedades, los acusados intentaron eliminar estratégicamente el acceso de las personas de todo el mundo a las terapias naturales no patentables. Para conseguir este objetivo, los acusados se sirvieron de varias medidas estratégicas:
  1. Ocultar información que podría salvar vidas acerca de las terapias naturales no patentables. Los acusados han ocultado y bloqueado de forma deliberada y sistemática a millones de personas la información sanitaria básica de que el cuerpo humano no produce su propia vitamina C (ácido ascórbico). A causa de su falta de conocimiento, casi todos los seres humanos tienen carencia de vitamina C y son susceptibles de padecer enfermedades cardiovasculares, además de otros tipos de patologías. Igualmente, los acusados han ocultado y bloqueado sistemática y deliberadamente a millones de personas la información sanitaria básica de que el cuerpo humano no produce el aminoácido lisina natural. Debido a la falta de información, la mayor parte de los seres humanos tienen carencia de lisina y son susceptibles de padecer cáncer y otras enfermedades. Por consiguiente, los acusados causan intencionadamente más sufrimientos innecesarios y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
  2. Desprestigiar públicamente las terapias naturales no patentables. Los acusados han engañado de forma intencionada y sistemática al público difundiendo información falsa, engañosa e inventada que desacredita las terapias para la salud no patentables con el objetivo de proteger y ampliar su «negocio con las enfermedades» basado en fármacos patentados, así como de cometer otros delitos. Por consiguiente, los acusados causan a propósito más sufrimientos innecesarios y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
  3. Prohibir la difusión de información sanitaria relacionada con las terapias naturales no patentables. Los acusados han abusado deliberadamente de su influencia política intentando aplicar leyes a escala nacional e internacional que permitirían básicamente prohibir la difusión de información sanitaria preventiva y terapéutica relacionada con las terapias naturales no patentables. Al mismo tiempo, estas leyes tratarían de establecer arbitrariamente «límites máximos» ciertamente bajos para las cantidades recomendadas de estas terapias naturales y seguras, una medida encaminada a prohibir su uso como agentes terapéuticos naturales. Abusando de la Comisión del Codex Alimentarius de las Naciones Unidas, los acusados han intentado incluso establecer estas leyes en todos los países miembros de la ONU; es decir, en todo el mundo.
1.5.5. Ahora que todos los esfuerzos pacíficos para proteger el «negocio farmacéutico con las enfermedades» han fracasado, los acusados cambian de estrategia. Están provocando a propósito la escalada de una crisis internacional, con guerras incluidas, con el fin de crear las condiciones previas psicológicas y legales que permitan una aplicación inmediata e internacional de las leyes proteccionistas y establecer asi la base para la continuación de su «negocio con las enfermedades» y de los otros delitos de los que se les acusa.
2. PRUEBAS DE GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y OTROS CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD COMETIDOS EN RELACIÓN CON LA GUERRA DE AGRESIÓN CONTRA IRAK.
Los acusados están cometiendo el crimen de provocar deliberadamente la escalada de una crisis internacional, con guerras de agresión incluidas que nos llevan a un conflicto con armas de destrucción masiva.
Los acusados han estado abusando de forma constante de la tragedia del 11 de septiembre con el fin de construir un escenario de crisis internacional, que han empleado en última instancia como justificación para esta guerra de agresión.
Al mismo tiempo que los acusados potenciaban al máximo el factor psicológico de esta tragedia, bloqueaban una investigación oficial sobre los acontecimientos reales y el origen del 11 de septiembre. Fue la propia Casa Blanca la que bloqueó durante más de un año la creación de una comisión independiente.
De este modo, mientras los hechos de esta tragedia aún no han sido totalmente aclarados a los ciudadanos, los acontecimientos del 11 de septiembre se han utilizado desde entonces como justificación para explicar la situación de crisis internacional.
Al mismo tiempo que no revelaban ninguna prueba convincente sobre el 11 de septiembre, abusaban de esta tragedia para invadir Afganistán. A la invasión militar de Afganistán siguió el saqueo de sus recursos naturales por parte de los acusados que estaban destinados a sus arcas financieras.
De manera similar, los acusados utilizaron este pretexto para invadir el siguiente país: Irak. Con la excusa de combatir la proliferación de armas de destrucción masiva, los acusados estaban intentando coaccionar a la comunidad internacional para implicarse en una guerra de agresión contra Irak.
A pesar del hecho de que la gran mayoría de los países presentes en el Consejo de Seguridad de la ONU, casi todos los países miembros de las Naciones Unidas, y la opinión abrumadora de todo el mundo se oponía a esta guerra, los acusados siguieron adelante y lanzaron su ataque.
La guerra planificada, comenzada y dirigida por los acusados ha sido una guerra que no contaba con ninguna resolución internacional y por tanto constituía una guerra de agresión y un crimen contra la humanidad. Si los acusados no son juzgados por este crimen, el sistema entero del derecho internacional, tal y como se diseñó tras la Segunda Guerra Mundial para proteger a la humanidad de la destrucción, se derrumbará.
A falta de una resolución internacional, la única justificación que les quedaba a los acusados para cometer este acto criminal era inventar una excusa: su supuesta búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak. Hoy, el mundo entero sabe que esto también era mentira.
Durante su guerra de agresión contra Irak, decenas de miles de iraquíes —soldados lo mismo que civiles— fueron asesinados. Una matanza de semejante magnitud durante una guerra sin el consentimiento internacional constituye el crimen de genocidio.
Además, cientos de miles de inocentes —muchos de ellos niños— fueron heridos, mutilados o han sufrido lesiones físicas o mentales causadas por los actos criminales de los acusados.
Asimismo, los acusados confiscaron intencionada y sistemáticamente los yacimientos de petróleo y otros recursos naturales de Irak con el propósito de explotarlos y enriquecerse. Para ocultar estos delitos, los acusados han difundido la justificación falsa de que la confiscación de los recursos petrolíferos se llevaba a cabo en aras del pueblo iraquí.
Con la ocupación de Irak y la apropiación de sus recursos en una guerra de agresión, los acusados también cometieron el crimen del pillaje y la confiscación de los bienes del enemigo.
Los acusados provocaron sistemáticamente la escalada de esta crisis para restringir más los derechos civiles a través de las denominadas leyes «antiterroristas». Para engañar a la opinión internacional mientras cometían estos delitos, estas leyes se bautizaban a propósito con nombres engañosos, como «Homeland Security Act» (Ley de Seguridad Nacional), o «Patriot-Act» (Ley Patriótica), coaccionando así al apoyo político para el abandono de los derechos civiles.
Mientras se organizaba sistemáticamente esta escalada de la crisis, los acusados también abusaron intencionadamente de la distracción de los medios de comunicación e hicieron sus primeros movimientos intentando aplicar sus leyes proteccionistas en nombre del cartel farmacéutico. Una disposición, prácticamente desconocida para el Congreso de los Estados Unidos en aquel momento, se introdujo en la Ley de Seguridad Nacional, garantizando la inmunidad a los fabricantes de fármacos frente a las demandas por responsabilidad de productos.
Esto no es más que una breve sinopsis de los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados por los acusados, así como de su estrategia de usar estos crímenes de guerra con el fin de continuar cometiendo delitos de magnitudes aún mayores, como la consolidación de su «negocio mundial con las enfermedades».
En el curso de la investigación posterior sobre estos crímenes de guerra deben utilizarse todos los recursos disponibles para juzgar a los acusados. Esto incluye especialmente toda la información disponible a través de las organizaciones de las Naciones Unidas, los inspectores de armas de la ONU, la documentación de crímenes de guerra de fuentes iraquíes e internacionales y todas las demás fuentes disponibles.
La población mundial exigirá formar parte de este proceso y contribuirá a reunir la documentación acerca de estos crímenes de guerra con el fin de acelerar el proceso judicial.
 

Los acusados

Los acusados son las personas citadas a continuación del mundo empresarial, militar y político y de distintas nacionalidades:
1.

 
George Walker Bush, Presidente de los Estados Unidos. Él es el principal ejecutor político de los intereses del cartel farmacéutico y petroquímico. También es el principal responsable político de los crímenes de guerra contra Irak y de los otros crímenes citados en esta denuncia.
 
2.

 
Anthony Charles Lynton (“Tony”) Blair, Primer Ministro del Reino Unido. Es el líder político y ejecutor por sí mismo, además de cómplice de George Bush en los crímenes enumerados en esta denuncia.
 
3.

 
Richard Bruce (“Dick”) Cheney, Vicepresidente de los Estados Unidos. Cheney fue el presidente del consejo de administración de la proveedora de servicios petrolíferos Haliburton & Company de Dallas, Texas. Tras la invasión de Irak, Haliburton se convirtió en la empresa clave para el saqueo económico del país con el pretexto de la reconstrucción.
 
4.

 
Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa. Rumsfeld fue presidente del consejo de administración de varias empresas biotecnológicas y farmacéuticas, entre otras la farmacéutica G. D. Searle, hoy parte de Pharmacia. Durante varias décadas, desempeñó el papel de organizador estratégico del «negocio farmacéutico con las enfermedades». Recibió varios premios de la industria farmacéutica. Junto a George W. Bush, Donald Rumsfeld fue uno de los principales instigadores de la guerra de agresión contra Irak.
 
5.

 
John Ashcroft, Secretario de Justicia de los Estados Unidos. Es uno de los estrategas de la llamada Ley de Seguridad Nacional, uno de los instrumentos organizativos con el que los acusados están restringiendo sistemáticamente los derechos civiles en Estados Unidos. Es responsable de las leyes proteccionistas que permiten esencialmente que la industria farmacéutica goce de inmunidad y no sea considerada responsable de sus delitos en Estados Unidos.
 
6.

 
Tom Ridge, Secretario de Seguridad Nacional, un cómplice de John Ashcroft en la consolidación del control político y económico de los acusados con el propósito de continuar sin escrúpulos con su negocio con las enfermedades y otros crímenes mediante la restricción sistemática de los derechos civiles en Estados Unidos.
 
7.

 
Condoleezza Rice, U.S. Asesora de Seguridad Nacional. Antigua directora de la empresa petroquímica Chevron e instrumento de apoyo en la guerra de agresión de los acusados.
 
En el sector farmacéutico, las siguientes empresas están acusadas:
1.

 
Pfizer Inc., el presidente del consejo de administración, Dr. Henry A. McKinnell, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
2.

 
Merck & Co., Inc., el presidente del consejo de administración, Raymond V. Gilmartin, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
3.

 
GlaxoSmithKline PLC, el presidente del consejo de administración, Dr. Jean-Pierre Garnier, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
4.

 
Novartis AG, el presidente del consejo de administración, Dr. Daniel Vasella, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
5.

 
Amgen Inc., el presidente del consejo de administración, Kevin Sharer, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
6.

 
Astra Zeneca, el presidente del consejo de administración, Sir Tom McKillop, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
7.

 
Eli Lilly and Company, el presidente del consejo de administración, Sidney Taurel, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
8.

 
Laboratorios Abbott, el presidente del consejo de administración, Miles D. White, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
9.
Otras empresas farmacéuticas, sus directores ejecutivos y los consejos de administración, que mantienen y fomentan el «negocio de inversión en las enfermedades» y otros delitos.
 
En el sector petroquímico, las siguientes empresas y sus ejecutivos están acusados:
1.

 
ExxonMobil Corporation, el presidente del consejo de administración, Lee R. Raymond, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
2.

 
British Petroleum (BP), el presidente del consejo de administración, Lord Browne of Madingley, FREng (Fellow of the Royal Academy of Engineering: miembro de la Real Academia de Ingeniería), los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
3.

 
Chevron Texaco Corp., el presidente del consejo de administración, David O’Reilly, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
 
4.
Otras empresas petroquímicas que se benefician del pillaje y el saqueo de la guerra de agresión contra Irak.
 
Grupos financieros detrás de estas multinacionales:
1.

 
Grupo Financiero Rockefeller y los miembros de la familia Rockefeller, ya que se benefician de los delitos cometidos.
 
2.
Grupo Rothschild y todos sus miembros, ya que se benefician de los delitos cometidos desde el punto de vista financiero.
 
3.
Grupo JP Morgan y todos sus miembros, ya que se benefician de los delitos cometidos desde el punto de vista financiero.
 
4.

 
La Comisión Trilateral y sus miembros, una organización fundada por David Rockefeller para coordinar los intereses de este grupo de inversión en las tres áreas del mundo: Estados Unidos, Europa y Japón; de ahí el nombre «trilateral». Asimismo, todos los miembros individuales de esta comisión considerados culpables de participar en estos delitos o de beneficiarse de ellos desde el punto de vista financiero.
 
5.
Los miembros de otros grupos de presión y grupos de intereses del mundo empresarial que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
6.

 
J.P. Morgan Chase Bank, el presidente del consejo de administración, William B. Harrison Jr., y el resto de los ejecutivos y el consejo de administración.
 
7.
Otras entidades financieras, sus directores ejecutivos, el consejo de administración, los accionistas y demás personas, que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
8.
Políticos y organizaciones políticas nacionales e internacionales que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
9.
Miembros del ejército que hayan participado, o en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
10.
Ejecutivos sanitarios del sector farmacéutico que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado deliberada y sistemáticamente en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
11.
Miembros de los medios de comunicación y otros que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
12.
Cualquier persona física, organización o entidad que, en el curso de la investigación posterior, sea considerada culpable de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
 
TRATADOS INTERNACIONALES APLICABLES A ESTA DENUNCI A
Junto con el Estatuto de Roma para la Corte Penal Internacional, los siguientes tratados y declaraciones internacionales son aplicables a los graves cargos imputados a los acusados en esta denuncia:
  1. Carta de las Naciones Unidas
  2. Declaración Universal de los Derechos Humanos del 8 de diciembre de 1948
  3. Convenio de Ginebra sobre Derechos Humanos del 12 de agosto de 1949
  4. Convenio para la prevención y la sanción del delito de genocidio de 12 de enero de 1951
  5. Convenio sobre la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad y de los crímenes de guerra de 1968
  6. Principios de cooperación internacional en la identificación, detención, extradición y castigo de los culpables de crímenes de guerra o de crímenes contra la humanidad de 1973

La competencia de la corte penal internacional sobre los acusados

Los acusados cometieron los delitos expuestos en esta denuncia deliberadamente y con pleno conocimiento de todas las circunstancias que rodeaban a sus acciones.
Los delitos señalados en este documento han sido cometidos contra toda la humanidad. La CPI en La Haya es el tribunal que, regido por el derecho internacional, tiene la misión de resolver estas cuestiones urgentes.
Además, la CPI se creó después de la Segunda Guerra Mundial y el Consejo de Guerra de Nuremberg con el objetivo de evitar otra tragedia semejante: posiblemente otra guerra mundial.
1. Obligación de enjuiciamiento de aquellos que ostentan los cargos
Los acusados pueden ser condenados y castigados por la Corte Penal Internacional.
El Estatuto será aplicable por igual a todos sin distinción alguna basada en el cargo oficial. En particular, el cargo oficial de una persona, sea Jefe de Estado o de Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, representante elegido o funcionario de gobierno, en ningún caso le eximirá de responsabilidad penal ni constituirá per se motivo para reducir la pena. (Artículo 27, Apartado 1 del Estatuto).
Las inmunidades y las normas de procedimiento especiales que conlleve el cargo oficial de una persona, con arreglo al derecho interno o al derecho internacional, no obstarán para que la Corte ejerza su competencia sobre ella. (Artículo 27, Apartado 2 del Estatuto).
2. Circunstancias eximentes de responsabilidad penal
Ninguno de los acusados puede acogerse a ninguno de los motivos especificados en el Artículo 31 del Estatuto sobre las circunstancias eximentes de responsabilidad penal.
Los acusados estaban actuando con pleno conocimiento en cuanto a la ilegitimidad de sus actos. Así pues, cualquier alegación que afirme lo contrario será nula de pleno derecho.
Igualmente nulos y sin efecto serán todos los esfuerzos de los acusados para justificar retroactivamente sus delitos formando «coaliciones» de opiniones con otras naciones.
3. Competencia para juzgar a todos los miembros del gobierno y a todos los ciudadanos de los Estados Unidos
Tampoco aquellos acusados que tienen la ciudadanía de los Estados Unidos de América pueden reclamar inmunidad ante la Corte Penal Internacional sólo porque los Estados Unidos de América, a diferencia de los otros 90 países de todo el mundo (es decir, casi la mitad de los miembros de las Naciones Unidas), no esté entre los estados signatarios del Estatuto de Roma.
Los acusados han estado mucho tiempo ideando planes para intentar evadir el enjuiciamiento de la Corte Penal Internacional. Sin embargo, los acusados no están eximidos de la competencia jurisdiccional del Tribunal, porque la simple ejecución de los delitos que conllevaron los actos que van a ser juzgados por la CPI ya es suficiente para estar sujeto a una pena según las condiciones del Estatuto.
No importa si uno pertenece a un estado miembro específico, ya que la Corte Penal Internacional tiene competencia sobre las personas naturales y no sobre los estados, y establece la responsabilidad penal individual y el cumplimiento de una pena (Artículo 25 Apartados 1 y 2 del Estatuto).
El Estatuto de la CPI considera innecesarios los intentos de la administración estadounidense de coaccionar a las naciones más pequeñas para firmar «pactos de inmunidad» bilateral.
Además, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió que el gobierno de Estados Unidos, y por tanto, la mayoría de los acusados, no podían ni debían decidir por sí mismos si la Corte Penal Internacional tenía competencia para emprender una acción judicial contra ellos.
Esta decisión fue adoptada por una sencilla razón: pueden imaginarse qué habría ocurrido si se hubiera permitido a los principales imputados en los juicios de Nuremberg elegir si debían ser juzgados o no ante el Consejo de Nuremberg.
Por estas razones, los acusados, aunque sean ciudadanos de los Estados Unidos de América, están sujetos igualmente a la competencia jurisdiccional de la Corte Penal Internacional.
 

Petición final

Los individuos nombrados deben ser llevados ante la Corte Penal Internacional por los argumentos válidos especificados en esta denuncia.
El Fiscal de la Corte Penal Internacional debe proseguir las investigaciones sobre las responsabilidades individuales de los acusados.
Por nuestra parte, la parte de los pueblos del mundo, continuaremos e intensificaremos estas investigaciones.
Los acusados deberían ser condenados por las siguientes razones:
·                     violación consciente y deliberada del derecho humano a la paz;
·                     violación consciente y deliberada del derecho humano a la vida;
·                     violación consciente y deliberada del derecho humano a la salud.
Esta denuncia se actualizará y se completará en un sistema de desarrollo y revisión constante hasta que comience definitivamente el procedimiento legal contra los acusados.
Esta denuncia se ocupa de los crímenes más graves jamás cometidos en el curso de la historia de la humanidad. Cada día que se retrasa el proceso formal en la Corte Penal Internacional contra los acusados, millones de personas de todo el mundo lo pagan con sus vidas, y el planeta se acerca más y más a la próxima guerra mundial. Ya no puede retrasarse más.
Como afirmó el Fiscal de los Estados Unidos en el Consejo de Guerra de Nuremberg contra los ejecutivos del cartel químico y petroquímico IG Farben: «Si los crímenes cometidos por los acusados no salen a la luz, y si ellos no son considerados responsables, harán aún más daño en el futuro».
Hacemos un llamamiento a todas las personas y a todos los gobiernos del mundo para unirse a estas acusaciones. El momento de actuar ha llegado.
La Haya, Holanda
14 de junio de 2003
En nombre de todos los pueblos del mundo,

Dr. Matthias Rath
 
 

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