Salud de los Ecosistemas » 16. Pedagogía de la Esperanza

Última actualización: 18/06/2009

“SALUD DE LOS ECOSISTEMAS”

Nota XVI

PEDAGOGIA DE LA ESPERANZA

          La salud de los ecosistemas es la salud de las relaciones entre todos los seres de la Naturaleza, y de cada uno de ellos con el Todo. Los seres humanos somos ecosistema, le pertenecemos a la Vida.
          Pertenecerle a la Vida, es pertenecerle a todas sus manifestaciones, desde nuestro propio cuerpo hasta la sociedad que estamos siendo, desde el cuerpo de los otros hasta nuestros propios sueños.
          Ser concientes de nuestra pertenencia a la vida, significa mirarnos entre los seres humanos con el mismo respeto y admiración con que miramos el amanecer o el nacimiento de una flor. Esto supone una especial manera de aprender y de enseñar, que es más un aprenderNOS y un encontrarNOS.
          Se trata de asumir que todos somos maestros y educandos al mismo tiempo. Es decir, que asumir que la salud es una sola, es superar la oposición entre el que sabe y el que no, renaciendo otra manera de relacionarnos.
          Paulo Freire, uno de los más destacados pedagogos del siglo XX, en su hermoso libro “Pedagogía de la Esperanza” (Siglo Veintiuno editores Argentina Buenos Aires, 2006), llama a esta manera de relacionarnos DIÁLOGO. Considera que es la única posibilidad de vivir el aprendizaje que nos hace libres. Plantea que sus características son el amor al mundo y a la Humanidad, la humildad, la confianza en los seres humanos, la esperanza y el pensamiento crítico.
          Dice Freire que nadie puede pensar auténticamente si los otros no piensan también, que nadie puede pensar “por los otros, ni para los otros, ni sin los otros”.
Todos los seres de la Naturaleza intersomos, somos en y con los otros. Freire en sintonía con este concepto del interser, afirma que “nadie educa a nadie, como tampoco nadie se educa solo, todos nos educamos en comunión, mediatizados por el mundo”. Entre más coherentes seamos con este sentimiento, más saludable será nuestro ecosistema planeta Tierra.
          De nuestra renaciente conciencia de pertenencia a la Vida, emerge una pedagogía que plantea que todos formamos parte de la transformación de nuestra propia realidad. Una pedagogía que nos hace estar integrados al mundo, no acomodados ni adaptados a él.
          Estamos siendo caminos. Caminos de esperanza, ya que nos aceptamos inconclusos, en cambio permanente y en entrañable relación con todos. “No hay cambio sin sueño, no hay sueño sin esperanza”, dice Freire.
          La esperanza surge como pedagogía y como propósito de todas nuestras acciones, en la medida en que transitamos del creer que “poseemos todo” al saber que le “pertenecemos al Todo”. Del querer controlar y dominar, trascendemos al disfrutar un compartirNOS que nos transforma.   
          Una de las propuestas pedagógicas para la esperanza es la que llamamos “Esperanza y Alegremia”, la cual nos lleva a reflexionar sobre las “A” esenciales para la salud: aire, agua, alimento, albergue, amor, arte y aprendizaje. Propone asumir la investigación local como base de todo proceso educativo, e invita a sumergirnos en la necesaria aventura de pensarnos por nosotros mismos.
          Esta pedagogía que viene de la esperanza y que nos lleva a ella, nos permite trascender de la obligación y la dominación, a la autenticidad y la libertad.
 
                                        Próxima nota: De la Era Antibiótica a la Era Alegrémica
Sandra Isabel Payán

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